lunes, 27 de diciembre de 2010

Juan Luis Guerra Mi Bendición

sábado, 4 de diciembre de 2010

poemas de beso de amor

Solo eres tu, continua, graciosa,
quien se entrega, quien hoy me llama.
Toma, toma el calor, la dicha,
la cerrazon de bocas selladas.
Dulcemente vivimos. Muere, rindete.
Solo los besos reinan, sol tibio y
amarillo, riente, delicado, que aqui
muere, en las bocas felices, entre
nubes rompientes, entre azules dichosos,
donde brillan los besos, las delicias
de la tarde, la cima de este poniente
loco, quietisimo, que vibra y muere.
Muere, sorbe la vida. Besa. Beso.
O mundo asi dorado!


Respeto en la relación de pareja


respeto-en-la-pareja Al comienzo de una relación de pareja todo es alegría, diversión, pasión, ilusión… Vemos a la otra persona como un ser maravilloso carente de defectos. Pero, con el paso del tiempo esos sentimientos se reducen y surgen momentos de aburrimiento, rutina, desencanto, incomprensiones, discusiones… Son situaciones que forman parte de la vida en común y a los que no hay que temer cuando se trata de una relación sólida.

Es natural que tarde o temprano aparezcan enfrentamientos y malos momentos. Por lo general, le ocurre a personas que poseen formas de ser diferentes y, por muy enamorados que estén, es normal que surjan diferencias entre ellos. Lo fundamental, es que aunque existan diferencias y malos momentos, nunca lleguen a perderse el respeto.
Hemos de tener en cuenta que las personas evolucionan y cambian con el tiempo. Lo que en un principio nos parecía maravilloso, ahora ya no lo es tanto y aquello que tanto nos gustaba de nuestra pareja, puede que ahora sea la causa de conflictos. En definitiva, para poder tener un mayor conocimiento de nuestro cónyuge y de nuestra relación, hemos de tener una comunicación continua y eficaz.
Las parejas deben hacer una distinción entre su vida personal, la del otro y la vida que tienen en común. Al formar una relación, no debemos renunciar a uno como ser individual que somos y dedicarnos exclusivamente a la otra persona. Eso, sería un gran error que no sólo nos afectaría a nosotros mismos, sino también a nuestra relación de pareja.
Respeto hacia el otro
Respetar a nuestra pareja es aceptar las diferencias personales en cuanto a gustos, ideas, costumbres y formas de entender la vida. Es aceptarla tal y como es, sin intentar cambiar ninguna característica de su personalidad, asumiendo tanto sus cualidades como carencias o defectos. Es mostrar interés por su vida, preocupándonos e interesándonos por su trabajo, familia, proyectos o estado de ánimo.
El respeto también consiste en tratar a nuestra pareja con educación. Debemos dejar que hable sin interrumpirla, y escuchar y mostrar interés por todo lo que dice, transmitiéndole nuestra opinión o discrepando con ella cuando haya terminado de hablar. Es importante dejar que se exprese sin interrupciones.
Las buenas formas son señal de buena educación y respeto. No debemos caer nunca en los insultos o descalificaciones, ni ridiculizar a nuestro cónyuge ni menospreciarlo y mucho menos delante de la gente. Debemos cuidar que el trato que tengamos con nuestra pareja, en ningún momento resulte ofensivo evitando, entre otras cosas, los gritos, insultos o malos gestos.
Respeto hacia la relación de pareja
Una forma de mostrar respeto a nuestra relación de pareja es cuidándola y esforzándonos para que funcione. Para ello, es fundamental tener una buena comunicación, que nos ayudará a expresar nuestros sentimientos, llegar a un mayor conocimiento de nuestra pareja y del funcionamiento de la relación.
Para mantener una buena relación, es esencial que la vida particular de cada uno, sea aceptada y respetada por el otro.
La infidelidad, es una traición y una falta de respeto a un compromiso hecho por la pareja, un compromiso de lealtad sentimental, donde uno se ha comprometido a amar exclusivamente a su cónyuge. Cuando se comete un acto de infidelidad, se está traicionando a la pareja como unidad.

El perdón

No es fácil quizás olvidar las ofensas o los agravios que personas a las que amamos puedan inflingirnos, de hecho es precisamente contrario al amor y desaconsejable el olvidar, ya que el olvido significa ceguera y significa no aprender de los significados de los acontecimientos sufridos o disfrutados de nuestro pasado.
Pero ¿y perdonar? Perdonar casi siempre es posible, es bonito es vivificante y nos hace sentirnos vivos y seres que sabemos vivir las emociones positivas. ¿De qué depende perdonar? Primeramente de la gravedad del agravio, es más fácil perdonar una mentira que un insulto y así podemos enumerar un sinfín de circunstancias de las que mucho mas fácil resulta el perdón en algunas que en otras. Probablemente quien esté leyendo ésto en estos momentos estará pensando en sus circunstancias personales en las que le ha resultado más fácil el perdón que en otras.
Las ofensas graves que lacran la autoimagen del ser amado, que resultan difíciles de asumir como puede ser la tortura psicológica, física, en fin... la violencia para resumir, requiere para el perdón una toma de distancia temporal en la que se aconseja hacer una profunda reflexión sobre si será posible o no perdonar, pero NUNCA pasarlo por alto, nunca OLVIDAR, puesto que hay ofensas y agravios que suponen un antes y un después en la relación de Pareja que puede ser peyorativo incluso continuarla. Cuando se atraviesan ciertos límites que JAMAS deben ser franqueados como son los ejemplos que de tortura y violencia, es mejor terminar para perdonar o, como decíamos antes separarse durante un tiempo prudente.
Cada persona tiene un umbral diferente en su manera de perdonar, hay agravios que pasan por alto para algunas personas que simplemente no se dan ni por aludidas, y esos mismos agravios pueden herir profundamente a otras. Es así como es el ser humano y por tanto al conocer bien a la persona amada podremos saberlo y por tanto cuidarnos mucho sobre qué limite no podemos traspasar. Pensar en la susceptibilidad del otro es amor. Y respetarlo también, lo contrario no es amor, y esto debe quedar bien claro. No hemos nacido para cambiar a nuestro ser amado, en todo caso para ayudarle a ver las cosas desde otras perspectivas, pero el tema de la susceptibilidad y del umbral ofensivo, es algo que siempre debemos respetar.
Muchas veces, cuando nos encontramos bajo presión, o bien del estrés laboral, o bien por causas bien conocidas por todos que nos hacen no estar en plenas facultades, son los momentos en que más riesgo existe de no poder controlar nuestras palabras, nuestros gestos y nuestra manera de comportarnos cortésmente y con educación y elegancia hacia nuestra Pareja. Son momentos en que llamamos desde aquí la atención en que es mejor no poner pasión en nuestra relación de Pareja, ya que podemos no controlar nuestros impulsos agresivos y podemos meter mucho la pata. Tal es así, que también es mejor no tomar decisiones trascendentales para la vida de uno. Pero sobre todo, y ahí es adonde vamos, son momentos en que es mejor comunicar el estado de animo y no dejar al otro que lo adivine, porque son momentos de nervios en los que la agresividad esta a flor de piel y son tantas ya las veces en que oímos "es que lo paga conmigo" "le va mal en el trabajo o en lo que sea y viene y me insulta a mi"..... lamentable, pero cierto y es bastante frecuente.
Es importante también no dejar nada dentro que pueda resolverse inmediatamente, el perdón es más fácil, cuando no hay un cumulo de circunstancias perdonables en nuestra memoria tanto intelectual como emocional. Así que puntualizar inmediatamente cuando hay algo que nos disgusta es un buen camino hacia el perdón, cuando el agravio requiere perdonar o abandonar, es decir, cuando es mayor. Los pequeños agravios y ofensas, han de ser inmediatamente solucionadas, sin sentirnos redentores por ello, ya que el ser humano no olvida y tiene una buena memoria emocional y cuando llega el temible momento de una ofensa en mayor grado, si hay pequeñas que no se han resuelto, es mas difícil la solución.
Una magnífica fórmula para conseguir perdonar sin rencor es lo primero perdonarse a uno mismo, muchas veces no podemos perdonar, porque a quien primeramente no perdonamos es a nosotros mismos y lo que hacemos es "proyectar" nuestra culpa en el otro sin darnos cuenta. Es como el amor, no se puede amar si no se parte de un profundo amor a uno mismo, pues lo mismo con el tema de perdonar, si comenzamos perdonándonos a nosotros mismo, luego nos resultara más fácil ponernos en la piel de nuestro ser amado, para ver a un ser con miedo, mas que a un terrible torturador y no sacaremos las cosas de quicio.
¿Porque perdonarnos a nosotros mismos? ¿De qué? Pues de todas y de cada una de las cosas de las que nos sintamos culpables, porque hay muchas veces que nos sentimos culpables o pecadores o infringidores de ciertas leyes que existen en nuestro inconsciente más primario y que tendemos a proyectar en los demás. Son leyes inculcadas en nuestra infancia por nuestros padres o maestros que a lo mejor habrían podido ser válidas para ese entonces, pero que hoy día ya no nos sirven mas que para machacarnos continuamente. Si sacamos hacia fuera esos sentimientos de culpabilidad tan desafortunados y lamentables y nos damos cuenta que son fórmulas ya caducas de una educación a la que fuimos sometidos, podremos abrir nuestra consciencia a la hora del perdón con mucha mayor fluidez, porque el perdón forma parte esencial de cualquier relación intensa, ya que el ser humano comete errores continuamente y proyecta sus propias inseguridades y miedos ofendiendo, y sobre todo desagraciadamente a las personas que amamos.

Los pequeños detalles



LOS PEQUEÑOS DETALLES

Así como el amor es el alimento del alma, éste a su vez también necesita alimentarse para mantenerse vivo.
El amor en una pareja se puede alimentar de varias formas. Una de ellas, muy nutritiva, es proporcionarle PEQUEÑOS DETALLES de vez en cuando. Estas vitaminas para el corazón enamorado proporcionan los siguientes beneficios:

  • Cuando das un pequeño detalle, tu pareja no solo ve un regalo. Ve una señal que le indica claramente que ella o él ESTÁ EN TU MENTE Y CORAZÓN. No importan los problemas que pudieras tener o cuan ocupado estés, te tomas un tiempo donde olvidas todo y sólo piensas en ella y en como hacerla sentir bien.
  • Si te tomas el tiempo y dedicación de dar un pequeño detalle te das cuenta de que puedes por unos momentos u horas olvidar todo lo que te rodea y hacer lo que te gusta: Decir TE AMO no solo con palabras y sentir su compañía aunque no esten juntos en ese instante.
  • Tu pareja se verá grátamente sorprendida, estará admirada de tu originalidad, será feliz de recibir un presente y se sentirá halagada y querida. Con estos elementos se formara en su rostro tu primera recompensa: Una sonrisa enorme y una mirada indescriptible que te harán sentir tu corazón lleno y satisfecho.
  • Dar un pequeño detalle es como sacarse la loteria. Invertiste muy poco y te llevas el premio mayor: su compañía, su plática, sus abrazos y todo aquello que una persona que se siente amada puede dar.
  • Tiene efectos a largo plazo. Un pequeño detalle dado hoy te dará alegrías y satisfacciones durante meses e incluso años.
Pero, que es un pequeño detalle? A continuación enumero sus características
  • Tiene dos objetivos. El objetivo primordial y más importante es decir TE AMO y pienso en tí.
  • El segundo objetivo es provocar que la mente de tu pareja haga o recuerde algo. Por ejemplo, que se acuerde de tí en su viaje de negocios, o que te recuerde al levantarse, al acostarse o incluso al cambiarse . O sugerir a tu pareja que llegue temprano, o que acepte una invitación tuya o que te invite a algun lugar. Los pequeños detalles pueden provocar infinidad de cosas.
  • Queremos que tu pareja se vea sorprendida, por lo tanto no existe una fecha específica para darlo. ¿Hoy tienes ganas de mostrar tu cariño? Pues regala hoy. Siempre que no esté esperando un regalo es el mejor momento para darlo porque así será sorpresa. También es buen momento darlo cuando quieres expresar algo importante y tu detalle dirá mas que mil palabras.
  • Debes usar tu imaginación, ya que la originalidad tambien cuenta. Lo novedoso, original y personalizado tendrá mucho mayor efecto positivo que lo común, conocido y que todos usan. Por ejemplo, tu pareja se impactará más si recibe por correo postal una tarjeta escrita por ti que si recibe una caricatura electrónica. No hay comparación.
  • Debes de invertir tu tiempo en el detalle, ya sea planeando la ocasión y forma de darlo, buscando algo original que sea de su gusto, escribiendo la dedicatoria, utilizando la imaginación, etc. Es obvio que para dar tu toque personal tienes que haber participado tú.
  • Y por último, no debe ser caro. Incluso puede ser gratuito. Recuerda que lo importante es demostrar que te tomaste un tiempo para pensar en tu pareja y buscar como alagarla. Solo un pequeño detalle para decirte que te amo.
Y ahora que sabes todo sobre ellos, no olvides dar detalles. Tu pareja se sentirá alhagada, pero el más beneficiado y por mucho tiempo eres tú. Comienza hoy.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Consejos para enamorar


Cada persona es un mundo. Es muy difícil dar una receta para enamorar.. Lo que funciona con alguien, no tiene efecto con otras personas. Te damos algunos consejos para enamorar
Para enamorar (+)
Para no enamorar (-)
Sé tu mismo, di la verdad, Miente, exagera, aparenta...
Sé simpático, haz que tu pareja se sienta cómoda, sé positivo (ver ser positivo) Estrésate, cuenta lo malo de tu vida
Hay que ser románticos, tiernos... (chicos) Hazte el duro/dura, sé brusco y torpe (chicos)
Para enamorar scar el mejor partido de ti. Arreglate sin pasarte, especialmente si te has enterado de sus gustos (chicas) Descuida tu aspecto, muéstrate escasamente femenina (Chicas)
Tienes que oler a ducha reciente, la cara bien limpia, el rostro brillante (chicos) Oler a tigre... desenamora
Para enamorar el mayor tiempo con él, ella, hablando de cosas que le preocupan o le interesan, comprende, alegra... Hazte un pesado o no le veas casi...
Habla con tu mirada, con tus gestos, tus ojos deben expresar poco a poco lo que tu corazón siente, sé paciente... Sé impaciente, actúa tórpemente...
Consigue que los amigos y conocidos de la persona que quieres enamorar hablen bien de ti. Caéle simpatico a todos lo que la conocen... Créate mala fama y a dormir...
Para enamorar, empieza por gustarte a ti mismo/misma, te dará seguridad No te gustes ¿cómo vas a gustar?
Intenta conocer al máximo todo lo que le interesa y le gusta a tu pareja... Habla solo de tí y siente que todos tienen que girar alrededor tuyo.
Sé natural, sáca tu mayor encanto personal Sé artificial y muéstrate gris y pachucho/ a..
Sé atrevido/a cuando llegue el momento Sé tímido/a.
Haz reir a tu pareja Hazla llorar







Felicidad Conyugal


Cuando un varón se entrega a una mujer en matrimonio, le entrega toda su virilidad, dimensión que informa a todo su ser varón. Del mismo modo, cuando una mujer se entrega a un varón, le entrega toda su feminidad, la que informa todo su ser mujer. La masculinidad en el varón y la feminidad en la mujer, están siempre presentes en toda la persona, es decir, en la dimensión biológica y biosomática, sensible y psicosomática, y en las facultades personales - la inteligencia y voluntad – tanto del varón como de la mujer.

Al generarse el vínculo que los une en matrimonio, se genera con él la potencia que tienen los esposos de gozar de la complacencia que produce el vivir fielmente el propio vínculo. Dicho en otras palabras, hay una felicidad humana accesible para los esposos que solamente puede ser alcanzada a través del bien que está presente en el otro cónyuge, simplemente por haberse constituido como tal.

Esta complacencia en el bien que es la persona misma del otro cónyuge, está por encima del tiempo, y del desgaste que éste produce en el cuerpo de los esposos. Es una felicidad natural que no solo produce un bienestar espiritual, sino que abre nuevos horizontes que hacen crecer humanamente a los esposos, y los hace transitar por estancias de unión cada vez mayores, descubriendo de este modo lo extraordinariamente bella que es la unión íntima personal.

En contraposición, la infidelidad conyugal genera cierta satisfacción a nivel de las dimensiones biológicas y biosomáticas, causando verdaderos estragos en las demás dimensiones humanas, a saber, las sensibles y psicosomáticas y lógicamente degrada las facultades personales. El resultado es una relación entre un varón y una mujer que va contra su propia naturaleza de cónyuges debidos en justicia, y cuando esto sucede, la misma naturaleza les pasa factura deshumanizandolos.

Se puede ser profundamente feliz en el matrimonio. La felicidad conyugal sólo la encontraremos en nuestro cónyuge, en el de cada uno y de cada una, esa es la única vía prevista por la naturaleza humana.


ABRAZOS DE AMOR

Un ABRAZO... es el festejo del encuentro...
el consuelo del dolor...
la alegría... de tener a la persona que amas...

Un ABRAZO... pone al descubierto nuestros sentimientos...
nuestros miedos...
nuestra necesidad de contención...

Un ABRAZO... nos acerca corazón con corazón,
nos deja... sentir la intensidad de nuestros latidos,
el calor... de nuestros cuerpos...

Un ABRAZO... es entregarse al otro,
y dejar... que el otro también se entregue...
Es resguardo... es protección...

Quién... no necesita en algún momento de su vida
guarecerse entre unos brazos llenos de ternura?
Quién... no necesita desnudar sus sentimientos
sin palabras, rodeando con amor a quien uno quiere?
Un ABRAZO... es el festejo del encuentro...
el consuelo del dolor...
la alegría... de tener a la persona que amas...

Un ABRAZO... pone al descubierto nuestros sentimientos...
nuestros miedos...
nuestra necesidad de contención...

Un ABRAZO... nos acerca corazón con corazón,
nos deja... sentir la intensidad de nuestros latidos,
el calor... de nuestros cuerpos...

Un ABRAZO... es entregarse al otro,
y dejar... que el otro también se entregue...
Es resguardo... es protección...

Quién... no necesita en algún momento de su vida
guarecerse entre unos brazos llenos de ternura?
Quién... no necesita desnudar sus sentimientos
sin palabras, rodeando con amor a quien uno quiere?

El valor de la fidelidad matrimonial

D. Alfonso López Quintás, catedrático emérito de filosofía en la Universidad Complutense (Madrid) y miembro de la Real Academia Española de Ciencias Morales y Políticas, ha resaltado en varias de sus obras el carácter creativo de la fidelidad. Queremos rogarle que clarifique un poco la idea de fidelidad, que juega un papel decisivo en nuestra vida de interrelación.
-¿Es la fidelidad actualmente un valor en crisis? ¿A qué se debe el declive actual de la actitud fiel?       
-A juzgar por el número de separaciones matrimoniales que se producen, la fidelidad conyugal es un valor que se halla actualmente cuestionado. Entre las múltiples causas de tal fenómeno, deben subrayarse diversos malentendidos y         
Se confunde, a menudo, la fidelidad y el aguante. Aguantar significa resistir el peso de una carga, y es condición propia de muros y columnas. La fidelidad supone algo mucho más elevado: crear en cada momento de la vida lo que uno, un día, prometió crear. Para cumplir la promesa de crear un hogar con una persona, se requiere soberanía de espíritu, capacidad de ser fiel a lo prometido aunque cambien las circunstancias y los sentimientos que uno pueda tener en una situación determinada. Para una persona fiel, lo importante no es cambiar, sino realizar en la vida el ideal de la unidad en virtud del cual decidió casarse con una persona. Pero hoy se glorifica el cambio, término que adquirió últimamente condición de "talismán": parece albergar tal riqueza que nadie osa ponerlo en tela de juicio. Frente a esta glorificación del cambio, debemos grabar a fuego en la mente que la fidelidad es una actitud creativa y presenta, por ello, una alta excelencia.       
Si uno adopta una actitud hedonista y vive para acumular sensaciones placenteras, debe cambiar incesantemente para mantener cierto nivel de excitación, ya que la sensibilidad se embota gradualmente.        
Esta actitud lleva a confundir el amor personal -que pide de por sí estabilidad y firmeza- con la mera pasión, que presenta una condición efímera.       
De ahí el temor a comprometerse de por vida, pues tal compromiso impide el cambio. Se olvida que, al hablar de un matrimonio indisoluble, se alude ante todo a la calidad de la unión. El matrimonio que es auténtico perdura por su interna calidad y valor. La fidelidad es nutrida por el amor a lo valioso, a la riqueza interna de la unidad conyugal. Obligarse a dicho valor significa renunciar en parte a la libertad de maniobra -libertad de decisión arbitraria- a fin de promover la auténtica libertad humana, que es la libertad para ser creativo. La psicóloga norteamericana Maggie Gallagher indica, en su libro Enemies of Eros, que millones de jóvenes compatriotas rehuyen casarse por pensar que no hay garantía alguna de que el amor perdure. Dentro de los reducidos límites de seguridad que admite la vida humana, podemos decir que el amor tiene altas probabilidades de perdurar si presenta la debida calidad. El buen paño perdura. El amor que no se reduce a mera pasión o mera apetencia, antes implica la fundación constante de un auténtico estado de encuentro, supera, en buena medida, los riesgos de ruptura provocados por los vaivenes del sentimiento.
-Si la fidelidad se halla por encima del afán hedonista de acumular gratificaciones, ¿qué secreto impulso nos lleva a ser fieles?       
-La fidelidad, bien entendida, brota del amor a lo valioso, lo que se hace valer por su interna riqueza y se nos aparece como fiable, como algo en lo que tenemos fe y a lo que nos podemos confiar. Recordemos que las palabras fiable, fe, confiar en alguien, confiarse a alguien... están emparentadas entre sí, por derivarse de una misma raíz latina: fid. El que descubre el elevado valor del amor conyugal, visto en toda su riqueza, cobra confianza en él, adivina que puede apostar fuerte por él, poner la vida a esa carta y prometer a otra persona crear una vida de hogar. Prometer llevar a cabo este tipo de actividad es una acción tan excelsa que parece en principio insensata. Prometo hoy para cumplir en días y años sucesivos, incluso cuando mis sentimientos sean distintos de los que hoy me inspiran tal promesa. Prometer crear un hogar en todas las circunstancias, favorables o adversas, implica elevación de espíritu, capacidad de asumir las riendas de la propia vida y estar dispuestos a regirla no por sentimientos cambiantes sino por el valor de la unidad, que consideramos supremo en nuestra vida y ejerce para nosotros la función de ideal.        
 -Según lo dicho, no parece tener sentido confundir la fidelidad con la intransigencia...       
-Ciertamente. El que es fiel a una promesa no debe ser considerado como terco, sino como tenaz, es decir, perseverante en la vinculación a lo valioso, lo que nos ofrece posibilidades para vivir plenamente, creando relaciones relevantes. Ser fiel no significa sólo mantener una relación a lo largo del tiempo, pues no es únicamente cuestión de tiempo sino de calidad. Lo decisivo en la fidelidad no es conseguir que un amor se alargue indefinidamente, sino que sea auténtico merced a su valor interno.        
Por eso la actitud de fidelidad se nutre de la admiración ante lo valioso. El que malentiende el amor conyugal, que es generoso y oblativo, y lo confunde con una atracción interesada no recibe la fuerza que nos otorga lo valioso y no es capaz de mantenerse por encima de las oscilaciones y avatares del sentimiento. Será esclavo de los apetitos que lo acucian en cada momento. No tendrá la libertad interior necesaria para ser auténticamente fiel, es decir, creativo, capaz de cumplir la promesa de crear en todo instante una relación estable de encuentro.        
Así entendida, la fidelidad nos otorga identidad personal, energía interior, autoestima, dignidad, honorabilidad, armonía y, por tanto, belleza. Recordemos la indefinible belleza de la historia bíblica de Ruth, la moabita, que dice estas bellísimas palabras a Noemí, la madre de su marido difunto: "No insistas en que te deje y me vuelva. A dónde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios; donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. Sólo la muerte podrá separarnos, y, si no, que el Señor me castigue".        
-En Iberoamérica y en España parece concederse todavía bastante importancia a la fidelidad conyugal. ¿Cómo se conjuga esto con la crisis del valor de la fidelidad?       
-En estos países todavía se conserva en alguna medida la concepción del matrimonio como un tipo de unidad valiosa que debe crearse incesantemente entre los cónyuges. De ahí el sentimiento de frustración que produce la deslealtad de uno de ellos. Esto no impide que muchas personas se dejen arrastrar por el prestigio del término cambio, utilizado profusamente de forma manipuladora en el momento actual.-¿Puede decirse que lo que está en crisis actualmente son las instituciones a las que se debiera tener fidelidad?        -Exige menos esfuerzo entender el matrimonio como una forma de unión que podemos disolver en un momento determinado que como un modo de unidad que merece un respeto incondicional por parte de los mismos que han contribuido a crearla. Este tipo de realidades pertenecen a un nivel de realidad muy superior al de los objetos. Hoy día vivimos en una sociedad utilitarista, afanosa de dominar y poseer, y tendemos a pensar que podemos disponer arbitrariamente de todos los seres que tratamos, como si fueran meros objetos. Esta actitud nos impide dar a los distintos aspectos de nuestra vida el valor que les corresponde. Nos hallamos ante un proceso de empobrecimiento alarmante de nuestra existencia.       
Por eso urge realizar una labor de análisis serio de los modos de realidad que, debido a su alto rango, no deben ser objeto de posesión y dominio sino de participación, que es una actividad creadora. Participar en el reparto de una tarta podemos hacerlo con una actitud pasiva. Estamos en el nivel 1 de conducta. Participar en la interpretación de una obra musical compromete nuestra capacidad creativa. Este compromiso activo se da en el nivel 2. Para ser fieles a una persona o a una institución, debemos participar activamente en su vida, crear con ella una relación fecunda de encuentro -nivel 2-. Esta participación nos permite descubrir su riqueza interior y comprender, así, que nuestra vida se enriquece cuando nos encontramos con tales realidades y se empobrece cuando queremos dominarlas y servirnos de ellas, rebajándolas a condición de medios para un fin.       
-Al analizar la cuestión de la fidelidad, volvemos a advertir que la corrupción de la sociedad suele comenzar por la corrupción de la mente...       
-Sin duda. Es muy conveniente leer la Historia entre líneas y descubrir que el deseo de dominar a los pueblos suele llevar a no pocos dirigentes sociales a adueñarse de las mentes a través de los recursos tácticos de la manipulación. Si queremos ser libres y vivir con la debida dignidad, debemos clarificar a fondo los conceptos, aprender a pensar con rigor, conocer de cerca los valores y descubrir cuál de ellos ocupa el lugar supremo y constituye el ideal auténtico de nuestra vida. 
Fuente: www.Catholic.net

Los ojos del amor

La mirada más abarcadora de la realidad es, la mirada del amor.
Porque el amor nos da certeza, confianza, seguridad. El amor moviliza, conmueve, da energías. Todo tiene sentido a través del amor. Todo es importante. Todo vale la pena. El amor nos integra al Todo y a la vez, nos hace diferentes.
Lo que no puede verse con los ojos del amor, no es posible verlo en realidad: ninguna luz ilumina tanto, ni permite contemplar las cosas con mayor nitidez.
A menudo solemos arrastrar la carga de muchas ideas. A veces producto de una herencia familiar o cultural. A veces se piensa que el amor es un compromiso, una responsabilidad, una atadura que nos condena a renunciar a libertad.
Pero para hablar de amor, hay que quebrar estos prejuicios. El amor no es necesariamente compromiso: el compromiso es una decisión que obedece a otras cuestiones.
El amor, por el contrario, es un paso previo, un requisito básico para la libertad espiritual. Porque mirando a través del amor, es posible desprenderse de todo prejuicio y atadura para elegir libremente aquel sentido que deseamos darle a nuestra propia vida.

Armonía matrimonial


La felicidad matrimonial se logra con la paz en el alma de ambos cónyuges, dejando las adversidades y alegrías en manos de Dios.
 
Armonía matrimonial (1)
Armonía matrimonial

d) Armonía matrimonial: Los casados deberían examinarse con humildad y lealtad para ver si deben corregirse de algún defecto que obstaculice la armonía matrimonial.

Pocos matrimonios habrá en los que alguna vez siquiera no haya habido un disgusto serio. A veces los disgustos son frecuentes. Las causas pueden ser muchas: orgullo, egoísmo, frivolidad, obstinarse en querer tener siempre la razón, sensualidad desenfrenada, sensibilidad exagerada, palabras imprudentes, celos enfermizos, desorden negligente, etc.

Rara vez la culpa será de uno solo.

Un silencio cariñoso, el saber ceder con prudencia, el explicarse con calma, el olvidar cristianamente, etc., ayudan a pasar por encima de muchas dificultades.

Los pequeños disgustos, al prolongarse, pueden terminar en algo grave.

Lo mejor es acabar con ellos cuanto antes, con un poco de humor, espíritu de conciliación y capacidad de olvido.

Al cabo del tiempo puede que un día aparezca la decepción del cónyuge. Evitar toda palabra descalificadora: «Eres inaguantable». «No se puede vivir a tu lado». «Ya no te aguanto más». «No te soporto». «Que sea la última vez». «Tu actitud es inadmisible». Etc.,etc.

Hay palabras que nunca deberían pronunciarse: «Contigo es imposible hablar». «Siempre quieres tener la razón». «Nada de lo que te digo te parece bien».

Estas generalizaciones y frases radicales ahondan más las discrepancias.

Y si a esto se añade traer una lista de antiguos agravios, sin digerir, lanzados como proyectiles, el efecto es demoledor para el amor.

Las palabras agresivas, humillantes y ofensivas hacia el cónyuge o su familia son de efecto destructivo para la armonía conyugal.

Nunca expresar a tu pareja tus sentimientos de agresividad. Para desahogarte podrías escribirle una carta manifestándole todos tus sentimientos.

Pero una vez escrita, la rompes. No se la entregues. Ya te has desahogado.

Para la armonía matrimonial es importante:
- Nunca levantar la voz ni gritar al cónyuge.

- Nunca decir palabras ofensivas o hirientes.

- Siempre mantener un comportamiento correcto, delicado, educado.

- Siempre mostrar un trato afable, bondadoso, cordial.

«Ser comprensivos al máximo.

»Ponernos en lugar del otro.

»No tener miedo a mostrar nuestras debilidades y defectos.

»Permitir que el otro sea él mismo, y recordar que su dignidad de persona es su mayor valor.

»No olvidar jamás que quien no respeta, no ama. El respeto es la base de la felicidad.

»Antes de corregirle y criticarle con amor, reconócele sus virtudes.

»Jamás utilizar los hijos contra el otro. Es una vileza que se paga.

»Si los dos estáis enfadados y pretendéis tener razón, la tendrá quien antes abandone la discusión.

»Reconocer privada y públicamente las cualidades del otro para ayudarle a potenciarlas.

»Una forma segura de dinamitar el mutuo amor y la paz conyugal y familiar es recordarle al otro sus errores y debilidades del pasado: pasarle factura. ¿No hay nada bueno que se pueda decir del otro?

»El amor y la convivencia es comunicación. Hay que saber escucharle con interés. Contarle nuestras cosas y que nos cuente las suyas.

»Amar es también unirse en el dolor, y hacer frente común en los momentos más graves»
.

«La vida conyugal, que es fuente de grandes alegrías, también puede ser causa de grandes sufrimientos. Y el riesgo de fracasar es tan grande como las posibilidades de felicidad. No hay vida matrimonial sin crisis. (...) No hay vida conyugal perfecta. Muchos son víctimas del espejismo de la pareja modelo, sin fallos ni miserias. Pero crisis no es sinónimo de fracaso.

Muchas parejas se imaginan, a la primera dificultad un poco seria, que su vida común ha quedado rota. Eso se debe a una concepción idílica de la vida en pareja, según la cual la vida conyugal sería como una especie de luna de miel permanente»
.

El amor matrimonial no excluye los conflictos. Pero hay que solucionarlos. Aclarar las cosas sin herir. Más que buscar culpables, hay que buscar soluciones.

En esos momentos es muy importante la comunicación mutua. Quizás preguntarle: «¿En qué te he decepcionado?».

El amor, como las plantas, hay que regarlo para que florezca. Si no lo cuidas, terminará por secarse.

A veces puede surgir el deseo de buscar fuera del matrimonio una compensación, que puede ser desde una santa ocupación hasta el adulterio.

Ni siquiera la atención a los hijos puede justificar la desatención a la pareja. Aunque puede ser perfectamente compatible con la armonía conyugal una actividad en servicio de los demás.

Hay que procurar siempre, con prudente habilidad, que las disensiones -a veces inevitables- no se prolonguen. Si no se pone a tiempo remedio se producen heridas muy profundas.

El desacuerdo serio y continuado en el matrimonio es una de las mayores cruces de la vida terrena.

Conviene saber llevar la cruz del matrimonio sobrellevando mutuamente las deficiencias de carácter, defectos, etc. En el matrimonio no todo es disfrutar. Está hecho también de comprensión y renuncia: conocerse y animarse, comprenderse y perdonarse.

Conviene no olvidar que el hombre es muy distinto de la mujer.

El hombre y la mujer son iguales ante la ley por tener la misma dignidad personal, pero son distintos corporal y psíquicamente, para poder complementarse. Por eso la mujer que no tiene feminidad es un marimacho, y el hombre sin masculinidad, una damisela.

Las diferencias fisiológicas entre el hombre y la mujer llegan hasta el cerebro
.

Eso de que las diferencias de modo de ser entre hombre y mujer sean consecuencia de la educación recibida, no es cierto.

Es verdad que la educación influye en el modo de ser, pero hay una base en la naturaleza.

Lo mismo que fisiológicamente el hombre no puede dar a luz un hijo, psicológicamente la mujer está dotada de unas cualidades propias de la maternidad, que el hombre no tiene. La ternura femenina para con el niño es algo muy distinto de lo que el hombre es capaz de dar.

La mayoría de los hombres son capaces de tener una vida sexual sin amor; en cambio la mayor parte de las mujeres sólo son capaces de entregarse a un hombre cuando lo aman.
El hombre es más carnal, la mujer más tierna.

El hombre debe saber que ella no encuentra placer en el amor físico, sino a través del amor psíquico.

La mujer es más detallista, el hombre mira las cosas en síntesis.

Al hombre le gusta conquistar, a la mujer ser conquistada.

A la mujer no le importa ser dominada por la personalidad, el hombre prefiere ser dominado por el cariño.

La mujer ha nacido para amar y el hombre para luchar. No exclusivamente, pero sí preferentemente.

El hombre es más seco que la mujer en manifestar sus sentimientos. Los expresa más con las obras que con las palabras. Siente rechazo a expresar su intimidad. Le desagrada aparecer «sensible».

Se muestra más interesado por las cosas que por las personas.

La mujer es al revés. Le interesa más todo lo relacionado con la persona.

El hombre se entusiasma con las ideas, la política, el deporte, su coche o su ordenador..Por el contrario, la mujer goza hablando de sus intimidades, y necesita ser oída.

«El hombre se manifiesta, sobre todo, por su carácter activo, emprendedor, creativo; la mujer, más bien, por su carácter acogedor, receptivo.

Hasta la constitución física, de alguna manera, está moldeada para expresar esta diversa manera de estar en el mundo»
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El hombre razona, la mujer intuye. El hombre es más cerebral, la mujer más cordial, más sentimental: incluso puede dejar que los sentimientos influyan en su razón.

El hombre tiene tendencia a lo universal, la mujer a lo concreto.

El hombre se interesa más por las ideas, la mujer por los afectos.

El hombre quiere que lo valoren, la mujer que la amen.

El hombre vence por la fuerza, la mujer por la lágrimas.

La mujer se deja dominar por los sentimientos mucho más que el hombre. Mientras ella manifiesta sus sentimientos fácilmente, el hombre suele sentir pudor en manifestarlos: por eso es frecuente que los oculte.

La mujer ama y sufre con más intensidad que el hombre. Por eso cuando odia es temible: su maldad, su espíritu de venganza y su ingenio para hacer daño son terribles
.

El hombre es estable, la mujer voluble.Ya lo dijo Virgilio en la Eneida (IV,559) «la mujer es variable y tornadiza».

Y también Verdi en su famosa ópera Riggolletto (Acto IV,4º) : «la donna `e mobile» : la mujer es variable.

Tan mudable que muchas veces ni ella misma se entiende. Como está hecha para la maternidad su psicología está afectada por los cambios fisiológicos del ciclo reproductor. La pérdida periódica de sangre la debilitan.

Psíquicamente busca el apoyo del hombre. La protección del hombre le da seguridad. Le gusta el hombre fuerte, varonil. No sólo físicamente, sino también espiritualmente.

«La lógica en el hombre es reflexiva, en la mujer intuitiva. El hombre que tropieza con lo imprevisto, se desorienta y tiene que estudiar de nuevo el asunto. La mujer, en un caso similar, emplea la lógica de la adaptación o mutación.

»Esta discrepancia matrimonial parece que les aleje al uno del otro.

»El hombre debe imponer su criterio razonadamente, sin humillar a su mujer; la mujer, con intuición, debe ayudar a su marido procurando aunar opiniones.

»La felicidad matrimonial se consigue no mandando ni el uno ni el otro, sino obedeciendo los dos.

»La imaginación y sensibilidad es más acusada en la mujer. En el arreglo del hogar lo demuestra.

Su gran sensibilidad hace que lo nimio la haga feliz o la haga llorar. Cosas al parecer insignificantes para el hombre, a la mujer le producen gran disgusto.

»La mujer es fácilmente feliz con ilusiones pequeñitas, detalles, delicadezas, etc. El hombre generalmente le da menos importancia a todo esto, y vive más las grandes ideas de la fe, de la política, de los negocios, etc.

»La imaginación masculina es de ideas y, por lo tanto, es intelectiva; menos expuesta a error por apoyarse en la realidad y no en el sentimiento, que es lo propio de la mujer.

»Esta discrepancia a veces produce disgustos. El hombre debe comprender a la mujer y apreciar sus sentimientos.

»El juicio de la mujer es más rápido, y juzga según odie o ame; en cambio, el hombre juzga después de madura reflexión.

»Esta divergencia puede conducir a que la mujer considere al marido demasiado calculador, y él a su mujer ligera y alocada.

»Sin embargo, no debe el marido despreciar el juicio de su mujer, pues ella capta detalles que el hombre desprecia y pueden conducir al fracaso.

»Estas discrepancias las impone la diferenciación sexual; y el milagro del matrimonio presidido por el amor hace que se adivinen los pensamientos.

»La mujer aceptando lo que el hombre dice.

»El hombre comprendiendo lo que la mujer quiere decir.

»Ella es dichosa si el marido adivina sus deseos.

»La diplomacia con que Dios ha dotado a la mujer puede emplearla siendo el ángel tutelar de su marido, pero sin que se resienta su orgullo de varón.

»La propia estimación del hombre es lícita, pero con exageración caería en un salvaje egoísmo; cualidad ésta que usada ponderadamente hace que la mujer se sienta protegida con sensación de paz y seguridad.

»La mujer es feliz si lo son los que ella ama. El deseo de agradar es innato en la mujer. Ella va a la conquista del hombre. En esta actitud debe continuar toda su vida matrimonial. Ello será un medio para que el marido conserve su castidad.

»El amor conyugal es mixto, con tres factores: primero, amor sensible; segundo, amor espiritual y, tercero, amor sobrenatural.

»El sensible es el que acerca los dos sexos y cumple la función sexual del débito matrimonial.

»El espiritual valora las cualidades anímicas y desea para el ser amado el mayor bien, entregándose a él en cuerpo y alma.

»El sobrenatural ofrece nuestro amor para la propia santificación y hace la continuación de nuestra propia vida en nuestra descendencia con miras a la eternidad.

»La felicidad matrimonial no se logra aturdiéndose con fiestas y riquezas, sino con el hogar ordenado, el cariño de los hijos y la paz en el alma de ambos cónyuges, dejando las adversidades y alegrías en manos de Dios»
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LA PAREJA: CELOS EN LA PAREJA


Sufrir celos de forma moderada es una respuesta emocional normal pero, sentirlos de manera exagerada y descontrolada lo convierten en algo patológico. Esto es señal de que a nivel psicológico hay algo que no va bien. Pero, ¿sabemos por qué sentimos celos?, ¿qué podemos hacer para superarlos?.
1. ¿Qué son los celos?
2. ¿Por qué somos celosos?
3. Cómo controlar los celos
1. ¿Qué son los celos?
Los celos son un sentimiento de temor a perder a la persona amada.
Los celos, de forma controlada y en pequeñas dosis, pueden ayudarnos a potenciar la relación pero, cuando los celos son enfermizos nublan la razón de quien los padece.
Sus sospechas se basan, la mayoría de las veces, en hechos infundados y, el constante temor a ser abandonados les lleva a ejercer un continuo temor sobre la pareja.
Aunque conviene saber que cuanto más seguros nos sentimos de nuestra pareja y de nuestra relación con ella menos intensos y duraderos son.
2. ¿Por qué somos celosos?
1. Falta de confianza en uno mismo: las personas inseguras muchas veces no se sienten merecedoras del amor de su pareja y esto les lleva a desconfiar de la sinceridad y cariño del otro.
Siempre están pensando en que en cualquier momento su pareja puede conocer a alguien mas atractivo y tienen miedo a que descubra lo poco que vale en realidad.
2. Experiencias familiares: Es probable que una persona que haya presenciado escenas de celos en sus padres tenga más predisposición a ser celoso que otra cuyos padres se sentían seguros el uno del otro.
3. Experiencias vividas: las personas que han sido traicionadas alguna vez por alguien en quien confiaban es más probable que posteriormente desarrollen una personalidad celosa.
4. Trastornos psicológicos: las personalidades paranoides, narcisistas e histriónicas tienen una gran tendencia a desconfiar continuamente de los demás y por consiguiente a desarrollar una celotipia.
3. Cómo controlar los celos
1. Evita pensamientos destructivos que hacen que el problema de los celos se agrave e intenta sustituirlos por otros de seguridad y confianza que ayuden a frenarlos.
Esfuérzate en ser objetivo y aprende a diferenciar lo que son hechos reales de lo que puede estar manipulando tu imaginación.
Esto no es otra cosa que tomar verdadera conciencia del problema e intentar hacer algo al respecto.
2. Procura ser más tolerante y dejarle su espacio a tu pareja: evita ese impulso irrefrenable que te lleva a estar en todo momento controlando y preguntándole sobre lo que hace y con quien.
De esta forma lo único que vas a conseguir es que se sienta cada vez más agobiada y atosigada.

3. Comenta lo que te ocurre a algún amigo de confianza y pídele consejo. No olvides que ocultar el sufrimiento y negarlo hace que se potencie cada vez más.
Los consejos y puntos de vista de otras personas ayudan a analizar lo que nos ocurre de forma objetiva y a encontrar soluciones que tal vez no se nos habían ocurrido.
4. Reflexiona sobre lo que te ocurre e intenta aclarar tus ideas. Esto te ayudará a exponer tus sentimientos con sinceridad, a descubrir tus miedos, necesidades, etc.
Y una vez detectado el problema procura poner todos los medios a tu alcance para solucionarlos.
5. Evita utilizar amenazas, habla claramente de lo que te ocurre, no te ciegues con la rabia e intenta buscar soluciones al problema.
6. Evita culpabilizar a alguien de lo que te ocurre. Procura ser responsable de lo que sientes y no olvides que tus actos dependen de ti, y eres la única persona que puede cambiar tu conducta ante lo que estas sintiendo.

7. Evita ser trágico a la hora de asumir los celos: esfuérzate en apreciarlos como síntoma de amor verdadero y prevenirlos cuando se descontrolan y vuelven dañinos.
Sin embargo, si aprendemos a controlar estos impulsos, los celos nos pueden ayudar a apreciar y valorar a la persona que tenemos al lado y a cuidar el amor del otro sin darlo siempre por supuesto.
En algunos casos, cuando los celos son muy frecuentes, intensos y duraderos y surgen sin ningún motivo, se vuelven patológicos.
Esto produce un sufrimiento intenso en quien los sufre, y en muchas ocasiones se aconseja acudir a un profesional especializado en terapia de pareja.