martes, 30 de noviembre de 2010

Hablar de sexo con tu pareja

Hablar de la relación sexual, sobre todo cuando se trata de placer, qué difícil puede resultar.
Es fácil cuando se trata de contar chistes o juzgar la sexualidad de otras personas, pero cuando el asunto es hablar de
sexo con nuestra pareja, cuesta, vaya que cuesta, dar el primer paso… y las cosas se complican. Una buena parte
del problema es, precisamente, abordar el tema.
No importa cuánto sea el amor que se tenga, no importa cuánta confianza exista entre la pareja, no importa, ni
siquiera, que seamos, además de amantes, amigos y cómplices. Cuando se trata de decir lo que nos gustaría (y lo que
nos desagrada), aparecen de la nada una serie de barreras que nos impide dar el primer paso: empezar a hablar.
Estos obstáculos que vienen a echarlo a perder todo tienen muchos nombres: temor a herir a la pareja, miedo al
“va a pensar que soy una golfa” y una buena dosis de inhibición nacida de una educación sexual llena de
tabúes que, aunque parezca imposible, siguen existiendo en el siglo XXI… Todo viene a complicarse con las
religiones judeocristianas que ven al sexo sólo como una función reproductora. Pero, para lograr hablar de sexo
abiertamente con la pareja, resulta imprescindible derribar esas barreras. Y, como muchas cosas en la vida, todo es
cuestión de empezar; superado el inicio, en la mayoría de los casos la pareja empieza a relajarse, baja la guardia
impuesta por su educación represora y se anima a compartir sus puntos de vista.
EL ORIGEN DEL MIEDO
La dificultad empieza desde la infancia cuando el sexo se convierte en tabú para el resto de nuestras vidas y esto se
vuelve un tema que no se toca por miedo al rechazo, por vergüenza o por el clásico “¿qué va a pensar de
mí?”, porque, desde tiempos ancestrales, el que debe saber del tema es el hombre, no la mujer, y tendría que ser
él quien nos enseñara, nunca al revés. En este contexto, una pregunta o comentario femenino al respecto se convierte
en algo totalmente inaceptable porque equivaldría a cierto grado de experiencia sexual.
EN MANOS DE UN ESPECIALISTA
Juan Luis Álvarez-Gayou es médico cirujano, especialista en psiquiatría, sexólogo clínico y terapeuta de pareja. Fundador
y Director del Instituto Mexicano de Sexología, es autor de varios libros, entre ellos Sexualidad en la pareja. A él
acudimos para conocer más del tema, pero, sobre todo, para saber cómo lograr hablar de sexo con la pareja sin morir
en el intento.
¿Qué tan difícil suele ser, desde tu experiencia clínica, que una pareja logre una buena comunicación al hablar de sexo?
Es bastante difícil, pero con la terapia adecuada, poco a poco se les ayuda a que lo hagan y, por lo general, después de
un proceso relativamente corto, alrededor de 6 a 8 semanas después, logran una buena comunicación en el tema del
sexo.
¿Somos las mujeres más inhibidas que los hombres a la hora de mantener una conversación con nuestra pareja sobre
estos temas?
En general es a la inversa. Son ellos a quienes más se les dificulta. Lo que sucede es que muchas mujeres se
encuentran con un rechazo o enojo de la pareja a la hora de que ellas piden cambiar la caricia o hacerla diferente.
Muchas veces los hombres sienten que lo saben todo.
¿Qué nos impide ser más explícitas al decir qué nos gusta y qué nos disgusta a la hora de las relaciones sexuales?
El principal obstáculo es el rechazo de la pareja. Por ello digo a los varones que el principal órgano sexual del mejor
amante varón no es el pene, son las orejas. El mejor amante es el que sabe escuchar a su pareja. Este saber escuchar
hace que, muchas veces, los hombres mayores sean mejores amantes porque, además, no tienen tanta urgencia
orgásmica como sucede con los jóvenes fuertes y fogosos que suelen tener prisa por satisfacerse ellos.
Da susto preguntarlo, pero: ¿sigue primando en ellos la idea de que la mujer ‘decente’ no tiene por qué
disfrutar y, por lo tanto, no tiene por qué pedir cambios? ¿O se debe, quizá, a un resabio machista que los hace pensar
que si ella es capaz de opinar en este terreno es porque le lleva mucha experiencia por delante?
En efecto, esta incapacidad de los hombres para hablar abiertamente de sexo con su pareja se debe a los estereotipos
de género en los que desde muy pequeños somos educados y que, con el tiempo, se vuelven limitantes en nuestras
vidas.
¿Cuáles son los principales problemas u obstáculos que enfrentamos para hablar de sexo con nuestra pareja?
Básicamente son dos: el miedo al rechazo y el temor a lastimar al otro si éste toma las cosas como una crítica o un
señalamiento de que no está haciendo bien las cosas.
Entonces, ¿cómo hacer para no correr el riesgo del rechazo o lastimar? ¿Hay alguna fórmula (como empezar con una
frase y no con otra, con un tono de voz mejor que con otro, con una sonrisa o sin ella, etcétera). Denos algunos
consejos acerca de cómo abordar la plática, con qué palabras, con qué actitud…
El primer punto es hacer las cosas de tal manera que no parezca un reclamo. Un buen inicio para abordar el tema sería
algo parecido a: “Déjame platicarte: yo me siento así… no es que tú tengas la culpa, pero si es un problema

para los dos, juntos podríamos hacer algo para resolverlo.”
¿Cómo podemos salvar esos obstáculos? ¿Es necesario, por ejemplo, construir una atmósfera especial?
Un buen ejercicio implica un ambiente adecuado, con luz tenue, música suave, incienso y una copita de vino. Luego,
totalmente desnudos, primero uno acaricia todo el cuerpo del otro, sin prisa, desde la punta de la cabeza hasta los pies,
de frente y de espalda. Todo esto en silencio, sin hablar. El siguiente paso es cambiar de lugar, es decir, el que fue
acariciado pasa a acariciar, de la misma forma, a su contraparte.
Terminada la sesión, todavía desnudos, la pareja debe platicar de lo que más les gustó y de lo que descubrieron en su
propio cuerpo y en el del otro. Pero, ojo: no se trata de buscar excitación y, si la hubiera, lo aconsejable es no tener coito.
Es importante no hacerlo en ese momento. Este ejercicio es el primero que les aconsejo realizar a las parejas para
lograr iniciar una comunicación abierta.
¿Cuáles serían las consecuencias de no mantener una buena comunicación en el tema del sexo?
El resultado de una mala o nula comunicación respecto al sexo es que cada uno navegue como velero, con sus propias
velas al viento y, en la mayoría de las ocasiones, sin enterarse de lo que el otro quiere o le gusta.
¿Con el consecuente riesgo de infidelidades? Hablando en plata y sin sutilezas, ¿qué tan importante es el sexo en una
relación de pareja? ¿De qué porcentaje estaríamos hablando?
Las razones para las infidelidades no necesariamente están vinculadas con el tema de sexo y tienen su origen en otros
motivos.
Respecto a la importancia del sexo en una relación, no existe una regla y tampoco estadísticas. Hay parejas para las
cuales el sexo es fundamental y siguen unidas aunque tengan una mala relación, y otras para las cuales la sexualidad es
secundaria y lo importante es una buena relación de pareja.

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