lunes, 27 de diciembre de 2010

Juan Luis Guerra Mi Bendición

sábado, 4 de diciembre de 2010

poemas de beso de amor

Solo eres tu, continua, graciosa,
quien se entrega, quien hoy me llama.
Toma, toma el calor, la dicha,
la cerrazon de bocas selladas.
Dulcemente vivimos. Muere, rindete.
Solo los besos reinan, sol tibio y
amarillo, riente, delicado, que aqui
muere, en las bocas felices, entre
nubes rompientes, entre azules dichosos,
donde brillan los besos, las delicias
de la tarde, la cima de este poniente
loco, quietisimo, que vibra y muere.
Muere, sorbe la vida. Besa. Beso.
O mundo asi dorado!


Respeto en la relación de pareja


respeto-en-la-pareja Al comienzo de una relación de pareja todo es alegría, diversión, pasión, ilusión… Vemos a la otra persona como un ser maravilloso carente de defectos. Pero, con el paso del tiempo esos sentimientos se reducen y surgen momentos de aburrimiento, rutina, desencanto, incomprensiones, discusiones… Son situaciones que forman parte de la vida en común y a los que no hay que temer cuando se trata de una relación sólida.

Es natural que tarde o temprano aparezcan enfrentamientos y malos momentos. Por lo general, le ocurre a personas que poseen formas de ser diferentes y, por muy enamorados que estén, es normal que surjan diferencias entre ellos. Lo fundamental, es que aunque existan diferencias y malos momentos, nunca lleguen a perderse el respeto.
Hemos de tener en cuenta que las personas evolucionan y cambian con el tiempo. Lo que en un principio nos parecía maravilloso, ahora ya no lo es tanto y aquello que tanto nos gustaba de nuestra pareja, puede que ahora sea la causa de conflictos. En definitiva, para poder tener un mayor conocimiento de nuestro cónyuge y de nuestra relación, hemos de tener una comunicación continua y eficaz.
Las parejas deben hacer una distinción entre su vida personal, la del otro y la vida que tienen en común. Al formar una relación, no debemos renunciar a uno como ser individual que somos y dedicarnos exclusivamente a la otra persona. Eso, sería un gran error que no sólo nos afectaría a nosotros mismos, sino también a nuestra relación de pareja.
Respeto hacia el otro
Respetar a nuestra pareja es aceptar las diferencias personales en cuanto a gustos, ideas, costumbres y formas de entender la vida. Es aceptarla tal y como es, sin intentar cambiar ninguna característica de su personalidad, asumiendo tanto sus cualidades como carencias o defectos. Es mostrar interés por su vida, preocupándonos e interesándonos por su trabajo, familia, proyectos o estado de ánimo.
El respeto también consiste en tratar a nuestra pareja con educación. Debemos dejar que hable sin interrumpirla, y escuchar y mostrar interés por todo lo que dice, transmitiéndole nuestra opinión o discrepando con ella cuando haya terminado de hablar. Es importante dejar que se exprese sin interrupciones.
Las buenas formas son señal de buena educación y respeto. No debemos caer nunca en los insultos o descalificaciones, ni ridiculizar a nuestro cónyuge ni menospreciarlo y mucho menos delante de la gente. Debemos cuidar que el trato que tengamos con nuestra pareja, en ningún momento resulte ofensivo evitando, entre otras cosas, los gritos, insultos o malos gestos.
Respeto hacia la relación de pareja
Una forma de mostrar respeto a nuestra relación de pareja es cuidándola y esforzándonos para que funcione. Para ello, es fundamental tener una buena comunicación, que nos ayudará a expresar nuestros sentimientos, llegar a un mayor conocimiento de nuestra pareja y del funcionamiento de la relación.
Para mantener una buena relación, es esencial que la vida particular de cada uno, sea aceptada y respetada por el otro.
La infidelidad, es una traición y una falta de respeto a un compromiso hecho por la pareja, un compromiso de lealtad sentimental, donde uno se ha comprometido a amar exclusivamente a su cónyuge. Cuando se comete un acto de infidelidad, se está traicionando a la pareja como unidad.

El perdón

No es fácil quizás olvidar las ofensas o los agravios que personas a las que amamos puedan inflingirnos, de hecho es precisamente contrario al amor y desaconsejable el olvidar, ya que el olvido significa ceguera y significa no aprender de los significados de los acontecimientos sufridos o disfrutados de nuestro pasado.
Pero ¿y perdonar? Perdonar casi siempre es posible, es bonito es vivificante y nos hace sentirnos vivos y seres que sabemos vivir las emociones positivas. ¿De qué depende perdonar? Primeramente de la gravedad del agravio, es más fácil perdonar una mentira que un insulto y así podemos enumerar un sinfín de circunstancias de las que mucho mas fácil resulta el perdón en algunas que en otras. Probablemente quien esté leyendo ésto en estos momentos estará pensando en sus circunstancias personales en las que le ha resultado más fácil el perdón que en otras.
Las ofensas graves que lacran la autoimagen del ser amado, que resultan difíciles de asumir como puede ser la tortura psicológica, física, en fin... la violencia para resumir, requiere para el perdón una toma de distancia temporal en la que se aconseja hacer una profunda reflexión sobre si será posible o no perdonar, pero NUNCA pasarlo por alto, nunca OLVIDAR, puesto que hay ofensas y agravios que suponen un antes y un después en la relación de Pareja que puede ser peyorativo incluso continuarla. Cuando se atraviesan ciertos límites que JAMAS deben ser franqueados como son los ejemplos que de tortura y violencia, es mejor terminar para perdonar o, como decíamos antes separarse durante un tiempo prudente.
Cada persona tiene un umbral diferente en su manera de perdonar, hay agravios que pasan por alto para algunas personas que simplemente no se dan ni por aludidas, y esos mismos agravios pueden herir profundamente a otras. Es así como es el ser humano y por tanto al conocer bien a la persona amada podremos saberlo y por tanto cuidarnos mucho sobre qué limite no podemos traspasar. Pensar en la susceptibilidad del otro es amor. Y respetarlo también, lo contrario no es amor, y esto debe quedar bien claro. No hemos nacido para cambiar a nuestro ser amado, en todo caso para ayudarle a ver las cosas desde otras perspectivas, pero el tema de la susceptibilidad y del umbral ofensivo, es algo que siempre debemos respetar.
Muchas veces, cuando nos encontramos bajo presión, o bien del estrés laboral, o bien por causas bien conocidas por todos que nos hacen no estar en plenas facultades, son los momentos en que más riesgo existe de no poder controlar nuestras palabras, nuestros gestos y nuestra manera de comportarnos cortésmente y con educación y elegancia hacia nuestra Pareja. Son momentos en que llamamos desde aquí la atención en que es mejor no poner pasión en nuestra relación de Pareja, ya que podemos no controlar nuestros impulsos agresivos y podemos meter mucho la pata. Tal es así, que también es mejor no tomar decisiones trascendentales para la vida de uno. Pero sobre todo, y ahí es adonde vamos, son momentos en que es mejor comunicar el estado de animo y no dejar al otro que lo adivine, porque son momentos de nervios en los que la agresividad esta a flor de piel y son tantas ya las veces en que oímos "es que lo paga conmigo" "le va mal en el trabajo o en lo que sea y viene y me insulta a mi"..... lamentable, pero cierto y es bastante frecuente.
Es importante también no dejar nada dentro que pueda resolverse inmediatamente, el perdón es más fácil, cuando no hay un cumulo de circunstancias perdonables en nuestra memoria tanto intelectual como emocional. Así que puntualizar inmediatamente cuando hay algo que nos disgusta es un buen camino hacia el perdón, cuando el agravio requiere perdonar o abandonar, es decir, cuando es mayor. Los pequeños agravios y ofensas, han de ser inmediatamente solucionadas, sin sentirnos redentores por ello, ya que el ser humano no olvida y tiene una buena memoria emocional y cuando llega el temible momento de una ofensa en mayor grado, si hay pequeñas que no se han resuelto, es mas difícil la solución.
Una magnífica fórmula para conseguir perdonar sin rencor es lo primero perdonarse a uno mismo, muchas veces no podemos perdonar, porque a quien primeramente no perdonamos es a nosotros mismos y lo que hacemos es "proyectar" nuestra culpa en el otro sin darnos cuenta. Es como el amor, no se puede amar si no se parte de un profundo amor a uno mismo, pues lo mismo con el tema de perdonar, si comenzamos perdonándonos a nosotros mismo, luego nos resultara más fácil ponernos en la piel de nuestro ser amado, para ver a un ser con miedo, mas que a un terrible torturador y no sacaremos las cosas de quicio.
¿Porque perdonarnos a nosotros mismos? ¿De qué? Pues de todas y de cada una de las cosas de las que nos sintamos culpables, porque hay muchas veces que nos sentimos culpables o pecadores o infringidores de ciertas leyes que existen en nuestro inconsciente más primario y que tendemos a proyectar en los demás. Son leyes inculcadas en nuestra infancia por nuestros padres o maestros que a lo mejor habrían podido ser válidas para ese entonces, pero que hoy día ya no nos sirven mas que para machacarnos continuamente. Si sacamos hacia fuera esos sentimientos de culpabilidad tan desafortunados y lamentables y nos damos cuenta que son fórmulas ya caducas de una educación a la que fuimos sometidos, podremos abrir nuestra consciencia a la hora del perdón con mucha mayor fluidez, porque el perdón forma parte esencial de cualquier relación intensa, ya que el ser humano comete errores continuamente y proyecta sus propias inseguridades y miedos ofendiendo, y sobre todo desagraciadamente a las personas que amamos.

Los pequeños detalles



LOS PEQUEÑOS DETALLES

Así como el amor es el alimento del alma, éste a su vez también necesita alimentarse para mantenerse vivo.
El amor en una pareja se puede alimentar de varias formas. Una de ellas, muy nutritiva, es proporcionarle PEQUEÑOS DETALLES de vez en cuando. Estas vitaminas para el corazón enamorado proporcionan los siguientes beneficios:

  • Cuando das un pequeño detalle, tu pareja no solo ve un regalo. Ve una señal que le indica claramente que ella o él ESTÁ EN TU MENTE Y CORAZÓN. No importan los problemas que pudieras tener o cuan ocupado estés, te tomas un tiempo donde olvidas todo y sólo piensas en ella y en como hacerla sentir bien.
  • Si te tomas el tiempo y dedicación de dar un pequeño detalle te das cuenta de que puedes por unos momentos u horas olvidar todo lo que te rodea y hacer lo que te gusta: Decir TE AMO no solo con palabras y sentir su compañía aunque no esten juntos en ese instante.
  • Tu pareja se verá grátamente sorprendida, estará admirada de tu originalidad, será feliz de recibir un presente y se sentirá halagada y querida. Con estos elementos se formara en su rostro tu primera recompensa: Una sonrisa enorme y una mirada indescriptible que te harán sentir tu corazón lleno y satisfecho.
  • Dar un pequeño detalle es como sacarse la loteria. Invertiste muy poco y te llevas el premio mayor: su compañía, su plática, sus abrazos y todo aquello que una persona que se siente amada puede dar.
  • Tiene efectos a largo plazo. Un pequeño detalle dado hoy te dará alegrías y satisfacciones durante meses e incluso años.
Pero, que es un pequeño detalle? A continuación enumero sus características
  • Tiene dos objetivos. El objetivo primordial y más importante es decir TE AMO y pienso en tí.
  • El segundo objetivo es provocar que la mente de tu pareja haga o recuerde algo. Por ejemplo, que se acuerde de tí en su viaje de negocios, o que te recuerde al levantarse, al acostarse o incluso al cambiarse . O sugerir a tu pareja que llegue temprano, o que acepte una invitación tuya o que te invite a algun lugar. Los pequeños detalles pueden provocar infinidad de cosas.
  • Queremos que tu pareja se vea sorprendida, por lo tanto no existe una fecha específica para darlo. ¿Hoy tienes ganas de mostrar tu cariño? Pues regala hoy. Siempre que no esté esperando un regalo es el mejor momento para darlo porque así será sorpresa. También es buen momento darlo cuando quieres expresar algo importante y tu detalle dirá mas que mil palabras.
  • Debes usar tu imaginación, ya que la originalidad tambien cuenta. Lo novedoso, original y personalizado tendrá mucho mayor efecto positivo que lo común, conocido y que todos usan. Por ejemplo, tu pareja se impactará más si recibe por correo postal una tarjeta escrita por ti que si recibe una caricatura electrónica. No hay comparación.
  • Debes de invertir tu tiempo en el detalle, ya sea planeando la ocasión y forma de darlo, buscando algo original que sea de su gusto, escribiendo la dedicatoria, utilizando la imaginación, etc. Es obvio que para dar tu toque personal tienes que haber participado tú.
  • Y por último, no debe ser caro. Incluso puede ser gratuito. Recuerda que lo importante es demostrar que te tomaste un tiempo para pensar en tu pareja y buscar como alagarla. Solo un pequeño detalle para decirte que te amo.
Y ahora que sabes todo sobre ellos, no olvides dar detalles. Tu pareja se sentirá alhagada, pero el más beneficiado y por mucho tiempo eres tú. Comienza hoy.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Consejos para enamorar


Cada persona es un mundo. Es muy difícil dar una receta para enamorar.. Lo que funciona con alguien, no tiene efecto con otras personas. Te damos algunos consejos para enamorar
Para enamorar (+)
Para no enamorar (-)
Sé tu mismo, di la verdad, Miente, exagera, aparenta...
Sé simpático, haz que tu pareja se sienta cómoda, sé positivo (ver ser positivo) Estrésate, cuenta lo malo de tu vida
Hay que ser románticos, tiernos... (chicos) Hazte el duro/dura, sé brusco y torpe (chicos)
Para enamorar scar el mejor partido de ti. Arreglate sin pasarte, especialmente si te has enterado de sus gustos (chicas) Descuida tu aspecto, muéstrate escasamente femenina (Chicas)
Tienes que oler a ducha reciente, la cara bien limpia, el rostro brillante (chicos) Oler a tigre... desenamora
Para enamorar el mayor tiempo con él, ella, hablando de cosas que le preocupan o le interesan, comprende, alegra... Hazte un pesado o no le veas casi...
Habla con tu mirada, con tus gestos, tus ojos deben expresar poco a poco lo que tu corazón siente, sé paciente... Sé impaciente, actúa tórpemente...
Consigue que los amigos y conocidos de la persona que quieres enamorar hablen bien de ti. Caéle simpatico a todos lo que la conocen... Créate mala fama y a dormir...
Para enamorar, empieza por gustarte a ti mismo/misma, te dará seguridad No te gustes ¿cómo vas a gustar?
Intenta conocer al máximo todo lo que le interesa y le gusta a tu pareja... Habla solo de tí y siente que todos tienen que girar alrededor tuyo.
Sé natural, sáca tu mayor encanto personal Sé artificial y muéstrate gris y pachucho/ a..
Sé atrevido/a cuando llegue el momento Sé tímido/a.
Haz reir a tu pareja Hazla llorar







Felicidad Conyugal


Cuando un varón se entrega a una mujer en matrimonio, le entrega toda su virilidad, dimensión que informa a todo su ser varón. Del mismo modo, cuando una mujer se entrega a un varón, le entrega toda su feminidad, la que informa todo su ser mujer. La masculinidad en el varón y la feminidad en la mujer, están siempre presentes en toda la persona, es decir, en la dimensión biológica y biosomática, sensible y psicosomática, y en las facultades personales - la inteligencia y voluntad – tanto del varón como de la mujer.

Al generarse el vínculo que los une en matrimonio, se genera con él la potencia que tienen los esposos de gozar de la complacencia que produce el vivir fielmente el propio vínculo. Dicho en otras palabras, hay una felicidad humana accesible para los esposos que solamente puede ser alcanzada a través del bien que está presente en el otro cónyuge, simplemente por haberse constituido como tal.

Esta complacencia en el bien que es la persona misma del otro cónyuge, está por encima del tiempo, y del desgaste que éste produce en el cuerpo de los esposos. Es una felicidad natural que no solo produce un bienestar espiritual, sino que abre nuevos horizontes que hacen crecer humanamente a los esposos, y los hace transitar por estancias de unión cada vez mayores, descubriendo de este modo lo extraordinariamente bella que es la unión íntima personal.

En contraposición, la infidelidad conyugal genera cierta satisfacción a nivel de las dimensiones biológicas y biosomáticas, causando verdaderos estragos en las demás dimensiones humanas, a saber, las sensibles y psicosomáticas y lógicamente degrada las facultades personales. El resultado es una relación entre un varón y una mujer que va contra su propia naturaleza de cónyuges debidos en justicia, y cuando esto sucede, la misma naturaleza les pasa factura deshumanizandolos.

Se puede ser profundamente feliz en el matrimonio. La felicidad conyugal sólo la encontraremos en nuestro cónyuge, en el de cada uno y de cada una, esa es la única vía prevista por la naturaleza humana.


ABRAZOS DE AMOR

Un ABRAZO... es el festejo del encuentro...
el consuelo del dolor...
la alegría... de tener a la persona que amas...

Un ABRAZO... pone al descubierto nuestros sentimientos...
nuestros miedos...
nuestra necesidad de contención...

Un ABRAZO... nos acerca corazón con corazón,
nos deja... sentir la intensidad de nuestros latidos,
el calor... de nuestros cuerpos...

Un ABRAZO... es entregarse al otro,
y dejar... que el otro también se entregue...
Es resguardo... es protección...

Quién... no necesita en algún momento de su vida
guarecerse entre unos brazos llenos de ternura?
Quién... no necesita desnudar sus sentimientos
sin palabras, rodeando con amor a quien uno quiere?
Un ABRAZO... es el festejo del encuentro...
el consuelo del dolor...
la alegría... de tener a la persona que amas...

Un ABRAZO... pone al descubierto nuestros sentimientos...
nuestros miedos...
nuestra necesidad de contención...

Un ABRAZO... nos acerca corazón con corazón,
nos deja... sentir la intensidad de nuestros latidos,
el calor... de nuestros cuerpos...

Un ABRAZO... es entregarse al otro,
y dejar... que el otro también se entregue...
Es resguardo... es protección...

Quién... no necesita en algún momento de su vida
guarecerse entre unos brazos llenos de ternura?
Quién... no necesita desnudar sus sentimientos
sin palabras, rodeando con amor a quien uno quiere?

El valor de la fidelidad matrimonial

D. Alfonso López Quintás, catedrático emérito de filosofía en la Universidad Complutense (Madrid) y miembro de la Real Academia Española de Ciencias Morales y Políticas, ha resaltado en varias de sus obras el carácter creativo de la fidelidad. Queremos rogarle que clarifique un poco la idea de fidelidad, que juega un papel decisivo en nuestra vida de interrelación.
-¿Es la fidelidad actualmente un valor en crisis? ¿A qué se debe el declive actual de la actitud fiel?       
-A juzgar por el número de separaciones matrimoniales que se producen, la fidelidad conyugal es un valor que se halla actualmente cuestionado. Entre las múltiples causas de tal fenómeno, deben subrayarse diversos malentendidos y         
Se confunde, a menudo, la fidelidad y el aguante. Aguantar significa resistir el peso de una carga, y es condición propia de muros y columnas. La fidelidad supone algo mucho más elevado: crear en cada momento de la vida lo que uno, un día, prometió crear. Para cumplir la promesa de crear un hogar con una persona, se requiere soberanía de espíritu, capacidad de ser fiel a lo prometido aunque cambien las circunstancias y los sentimientos que uno pueda tener en una situación determinada. Para una persona fiel, lo importante no es cambiar, sino realizar en la vida el ideal de la unidad en virtud del cual decidió casarse con una persona. Pero hoy se glorifica el cambio, término que adquirió últimamente condición de "talismán": parece albergar tal riqueza que nadie osa ponerlo en tela de juicio. Frente a esta glorificación del cambio, debemos grabar a fuego en la mente que la fidelidad es una actitud creativa y presenta, por ello, una alta excelencia.       
Si uno adopta una actitud hedonista y vive para acumular sensaciones placenteras, debe cambiar incesantemente para mantener cierto nivel de excitación, ya que la sensibilidad se embota gradualmente.        
Esta actitud lleva a confundir el amor personal -que pide de por sí estabilidad y firmeza- con la mera pasión, que presenta una condición efímera.       
De ahí el temor a comprometerse de por vida, pues tal compromiso impide el cambio. Se olvida que, al hablar de un matrimonio indisoluble, se alude ante todo a la calidad de la unión. El matrimonio que es auténtico perdura por su interna calidad y valor. La fidelidad es nutrida por el amor a lo valioso, a la riqueza interna de la unidad conyugal. Obligarse a dicho valor significa renunciar en parte a la libertad de maniobra -libertad de decisión arbitraria- a fin de promover la auténtica libertad humana, que es la libertad para ser creativo. La psicóloga norteamericana Maggie Gallagher indica, en su libro Enemies of Eros, que millones de jóvenes compatriotas rehuyen casarse por pensar que no hay garantía alguna de que el amor perdure. Dentro de los reducidos límites de seguridad que admite la vida humana, podemos decir que el amor tiene altas probabilidades de perdurar si presenta la debida calidad. El buen paño perdura. El amor que no se reduce a mera pasión o mera apetencia, antes implica la fundación constante de un auténtico estado de encuentro, supera, en buena medida, los riesgos de ruptura provocados por los vaivenes del sentimiento.
-Si la fidelidad se halla por encima del afán hedonista de acumular gratificaciones, ¿qué secreto impulso nos lleva a ser fieles?       
-La fidelidad, bien entendida, brota del amor a lo valioso, lo que se hace valer por su interna riqueza y se nos aparece como fiable, como algo en lo que tenemos fe y a lo que nos podemos confiar. Recordemos que las palabras fiable, fe, confiar en alguien, confiarse a alguien... están emparentadas entre sí, por derivarse de una misma raíz latina: fid. El que descubre el elevado valor del amor conyugal, visto en toda su riqueza, cobra confianza en él, adivina que puede apostar fuerte por él, poner la vida a esa carta y prometer a otra persona crear una vida de hogar. Prometer llevar a cabo este tipo de actividad es una acción tan excelsa que parece en principio insensata. Prometo hoy para cumplir en días y años sucesivos, incluso cuando mis sentimientos sean distintos de los que hoy me inspiran tal promesa. Prometer crear un hogar en todas las circunstancias, favorables o adversas, implica elevación de espíritu, capacidad de asumir las riendas de la propia vida y estar dispuestos a regirla no por sentimientos cambiantes sino por el valor de la unidad, que consideramos supremo en nuestra vida y ejerce para nosotros la función de ideal.        
 -Según lo dicho, no parece tener sentido confundir la fidelidad con la intransigencia...       
-Ciertamente. El que es fiel a una promesa no debe ser considerado como terco, sino como tenaz, es decir, perseverante en la vinculación a lo valioso, lo que nos ofrece posibilidades para vivir plenamente, creando relaciones relevantes. Ser fiel no significa sólo mantener una relación a lo largo del tiempo, pues no es únicamente cuestión de tiempo sino de calidad. Lo decisivo en la fidelidad no es conseguir que un amor se alargue indefinidamente, sino que sea auténtico merced a su valor interno.        
Por eso la actitud de fidelidad se nutre de la admiración ante lo valioso. El que malentiende el amor conyugal, que es generoso y oblativo, y lo confunde con una atracción interesada no recibe la fuerza que nos otorga lo valioso y no es capaz de mantenerse por encima de las oscilaciones y avatares del sentimiento. Será esclavo de los apetitos que lo acucian en cada momento. No tendrá la libertad interior necesaria para ser auténticamente fiel, es decir, creativo, capaz de cumplir la promesa de crear en todo instante una relación estable de encuentro.        
Así entendida, la fidelidad nos otorga identidad personal, energía interior, autoestima, dignidad, honorabilidad, armonía y, por tanto, belleza. Recordemos la indefinible belleza de la historia bíblica de Ruth, la moabita, que dice estas bellísimas palabras a Noemí, la madre de su marido difunto: "No insistas en que te deje y me vuelva. A dónde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios; donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. Sólo la muerte podrá separarnos, y, si no, que el Señor me castigue".        
-En Iberoamérica y en España parece concederse todavía bastante importancia a la fidelidad conyugal. ¿Cómo se conjuga esto con la crisis del valor de la fidelidad?       
-En estos países todavía se conserva en alguna medida la concepción del matrimonio como un tipo de unidad valiosa que debe crearse incesantemente entre los cónyuges. De ahí el sentimiento de frustración que produce la deslealtad de uno de ellos. Esto no impide que muchas personas se dejen arrastrar por el prestigio del término cambio, utilizado profusamente de forma manipuladora en el momento actual.-¿Puede decirse que lo que está en crisis actualmente son las instituciones a las que se debiera tener fidelidad?        -Exige menos esfuerzo entender el matrimonio como una forma de unión que podemos disolver en un momento determinado que como un modo de unidad que merece un respeto incondicional por parte de los mismos que han contribuido a crearla. Este tipo de realidades pertenecen a un nivel de realidad muy superior al de los objetos. Hoy día vivimos en una sociedad utilitarista, afanosa de dominar y poseer, y tendemos a pensar que podemos disponer arbitrariamente de todos los seres que tratamos, como si fueran meros objetos. Esta actitud nos impide dar a los distintos aspectos de nuestra vida el valor que les corresponde. Nos hallamos ante un proceso de empobrecimiento alarmante de nuestra existencia.       
Por eso urge realizar una labor de análisis serio de los modos de realidad que, debido a su alto rango, no deben ser objeto de posesión y dominio sino de participación, que es una actividad creadora. Participar en el reparto de una tarta podemos hacerlo con una actitud pasiva. Estamos en el nivel 1 de conducta. Participar en la interpretación de una obra musical compromete nuestra capacidad creativa. Este compromiso activo se da en el nivel 2. Para ser fieles a una persona o a una institución, debemos participar activamente en su vida, crear con ella una relación fecunda de encuentro -nivel 2-. Esta participación nos permite descubrir su riqueza interior y comprender, así, que nuestra vida se enriquece cuando nos encontramos con tales realidades y se empobrece cuando queremos dominarlas y servirnos de ellas, rebajándolas a condición de medios para un fin.       
-Al analizar la cuestión de la fidelidad, volvemos a advertir que la corrupción de la sociedad suele comenzar por la corrupción de la mente...       
-Sin duda. Es muy conveniente leer la Historia entre líneas y descubrir que el deseo de dominar a los pueblos suele llevar a no pocos dirigentes sociales a adueñarse de las mentes a través de los recursos tácticos de la manipulación. Si queremos ser libres y vivir con la debida dignidad, debemos clarificar a fondo los conceptos, aprender a pensar con rigor, conocer de cerca los valores y descubrir cuál de ellos ocupa el lugar supremo y constituye el ideal auténtico de nuestra vida. 
Fuente: www.Catholic.net

Los ojos del amor

La mirada más abarcadora de la realidad es, la mirada del amor.
Porque el amor nos da certeza, confianza, seguridad. El amor moviliza, conmueve, da energías. Todo tiene sentido a través del amor. Todo es importante. Todo vale la pena. El amor nos integra al Todo y a la vez, nos hace diferentes.
Lo que no puede verse con los ojos del amor, no es posible verlo en realidad: ninguna luz ilumina tanto, ni permite contemplar las cosas con mayor nitidez.
A menudo solemos arrastrar la carga de muchas ideas. A veces producto de una herencia familiar o cultural. A veces se piensa que el amor es un compromiso, una responsabilidad, una atadura que nos condena a renunciar a libertad.
Pero para hablar de amor, hay que quebrar estos prejuicios. El amor no es necesariamente compromiso: el compromiso es una decisión que obedece a otras cuestiones.
El amor, por el contrario, es un paso previo, un requisito básico para la libertad espiritual. Porque mirando a través del amor, es posible desprenderse de todo prejuicio y atadura para elegir libremente aquel sentido que deseamos darle a nuestra propia vida.

Armonía matrimonial


La felicidad matrimonial se logra con la paz en el alma de ambos cónyuges, dejando las adversidades y alegrías en manos de Dios.
 
Armonía matrimonial (1)
Armonía matrimonial

d) Armonía matrimonial: Los casados deberían examinarse con humildad y lealtad para ver si deben corregirse de algún defecto que obstaculice la armonía matrimonial.

Pocos matrimonios habrá en los que alguna vez siquiera no haya habido un disgusto serio. A veces los disgustos son frecuentes. Las causas pueden ser muchas: orgullo, egoísmo, frivolidad, obstinarse en querer tener siempre la razón, sensualidad desenfrenada, sensibilidad exagerada, palabras imprudentes, celos enfermizos, desorden negligente, etc.

Rara vez la culpa será de uno solo.

Un silencio cariñoso, el saber ceder con prudencia, el explicarse con calma, el olvidar cristianamente, etc., ayudan a pasar por encima de muchas dificultades.

Los pequeños disgustos, al prolongarse, pueden terminar en algo grave.

Lo mejor es acabar con ellos cuanto antes, con un poco de humor, espíritu de conciliación y capacidad de olvido.

Al cabo del tiempo puede que un día aparezca la decepción del cónyuge. Evitar toda palabra descalificadora: «Eres inaguantable». «No se puede vivir a tu lado». «Ya no te aguanto más». «No te soporto». «Que sea la última vez». «Tu actitud es inadmisible». Etc.,etc.

Hay palabras que nunca deberían pronunciarse: «Contigo es imposible hablar». «Siempre quieres tener la razón». «Nada de lo que te digo te parece bien».

Estas generalizaciones y frases radicales ahondan más las discrepancias.

Y si a esto se añade traer una lista de antiguos agravios, sin digerir, lanzados como proyectiles, el efecto es demoledor para el amor.

Las palabras agresivas, humillantes y ofensivas hacia el cónyuge o su familia son de efecto destructivo para la armonía conyugal.

Nunca expresar a tu pareja tus sentimientos de agresividad. Para desahogarte podrías escribirle una carta manifestándole todos tus sentimientos.

Pero una vez escrita, la rompes. No se la entregues. Ya te has desahogado.

Para la armonía matrimonial es importante:
- Nunca levantar la voz ni gritar al cónyuge.

- Nunca decir palabras ofensivas o hirientes.

- Siempre mantener un comportamiento correcto, delicado, educado.

- Siempre mostrar un trato afable, bondadoso, cordial.

«Ser comprensivos al máximo.

»Ponernos en lugar del otro.

»No tener miedo a mostrar nuestras debilidades y defectos.

»Permitir que el otro sea él mismo, y recordar que su dignidad de persona es su mayor valor.

»No olvidar jamás que quien no respeta, no ama. El respeto es la base de la felicidad.

»Antes de corregirle y criticarle con amor, reconócele sus virtudes.

»Jamás utilizar los hijos contra el otro. Es una vileza que se paga.

»Si los dos estáis enfadados y pretendéis tener razón, la tendrá quien antes abandone la discusión.

»Reconocer privada y públicamente las cualidades del otro para ayudarle a potenciarlas.

»Una forma segura de dinamitar el mutuo amor y la paz conyugal y familiar es recordarle al otro sus errores y debilidades del pasado: pasarle factura. ¿No hay nada bueno que se pueda decir del otro?

»El amor y la convivencia es comunicación. Hay que saber escucharle con interés. Contarle nuestras cosas y que nos cuente las suyas.

»Amar es también unirse en el dolor, y hacer frente común en los momentos más graves»
.

«La vida conyugal, que es fuente de grandes alegrías, también puede ser causa de grandes sufrimientos. Y el riesgo de fracasar es tan grande como las posibilidades de felicidad. No hay vida matrimonial sin crisis. (...) No hay vida conyugal perfecta. Muchos son víctimas del espejismo de la pareja modelo, sin fallos ni miserias. Pero crisis no es sinónimo de fracaso.

Muchas parejas se imaginan, a la primera dificultad un poco seria, que su vida común ha quedado rota. Eso se debe a una concepción idílica de la vida en pareja, según la cual la vida conyugal sería como una especie de luna de miel permanente»
.

El amor matrimonial no excluye los conflictos. Pero hay que solucionarlos. Aclarar las cosas sin herir. Más que buscar culpables, hay que buscar soluciones.

En esos momentos es muy importante la comunicación mutua. Quizás preguntarle: «¿En qué te he decepcionado?».

El amor, como las plantas, hay que regarlo para que florezca. Si no lo cuidas, terminará por secarse.

A veces puede surgir el deseo de buscar fuera del matrimonio una compensación, que puede ser desde una santa ocupación hasta el adulterio.

Ni siquiera la atención a los hijos puede justificar la desatención a la pareja. Aunque puede ser perfectamente compatible con la armonía conyugal una actividad en servicio de los demás.

Hay que procurar siempre, con prudente habilidad, que las disensiones -a veces inevitables- no se prolonguen. Si no se pone a tiempo remedio se producen heridas muy profundas.

El desacuerdo serio y continuado en el matrimonio es una de las mayores cruces de la vida terrena.

Conviene saber llevar la cruz del matrimonio sobrellevando mutuamente las deficiencias de carácter, defectos, etc. En el matrimonio no todo es disfrutar. Está hecho también de comprensión y renuncia: conocerse y animarse, comprenderse y perdonarse.

Conviene no olvidar que el hombre es muy distinto de la mujer.

El hombre y la mujer son iguales ante la ley por tener la misma dignidad personal, pero son distintos corporal y psíquicamente, para poder complementarse. Por eso la mujer que no tiene feminidad es un marimacho, y el hombre sin masculinidad, una damisela.

Las diferencias fisiológicas entre el hombre y la mujer llegan hasta el cerebro
.

Eso de que las diferencias de modo de ser entre hombre y mujer sean consecuencia de la educación recibida, no es cierto.

Es verdad que la educación influye en el modo de ser, pero hay una base en la naturaleza.

Lo mismo que fisiológicamente el hombre no puede dar a luz un hijo, psicológicamente la mujer está dotada de unas cualidades propias de la maternidad, que el hombre no tiene. La ternura femenina para con el niño es algo muy distinto de lo que el hombre es capaz de dar.

La mayoría de los hombres son capaces de tener una vida sexual sin amor; en cambio la mayor parte de las mujeres sólo son capaces de entregarse a un hombre cuando lo aman.
El hombre es más carnal, la mujer más tierna.

El hombre debe saber que ella no encuentra placer en el amor físico, sino a través del amor psíquico.

La mujer es más detallista, el hombre mira las cosas en síntesis.

Al hombre le gusta conquistar, a la mujer ser conquistada.

A la mujer no le importa ser dominada por la personalidad, el hombre prefiere ser dominado por el cariño.

La mujer ha nacido para amar y el hombre para luchar. No exclusivamente, pero sí preferentemente.

El hombre es más seco que la mujer en manifestar sus sentimientos. Los expresa más con las obras que con las palabras. Siente rechazo a expresar su intimidad. Le desagrada aparecer «sensible».

Se muestra más interesado por las cosas que por las personas.

La mujer es al revés. Le interesa más todo lo relacionado con la persona.

El hombre se entusiasma con las ideas, la política, el deporte, su coche o su ordenador..Por el contrario, la mujer goza hablando de sus intimidades, y necesita ser oída.

«El hombre se manifiesta, sobre todo, por su carácter activo, emprendedor, creativo; la mujer, más bien, por su carácter acogedor, receptivo.

Hasta la constitución física, de alguna manera, está moldeada para expresar esta diversa manera de estar en el mundo»
.

El hombre razona, la mujer intuye. El hombre es más cerebral, la mujer más cordial, más sentimental: incluso puede dejar que los sentimientos influyan en su razón.

El hombre tiene tendencia a lo universal, la mujer a lo concreto.

El hombre se interesa más por las ideas, la mujer por los afectos.

El hombre quiere que lo valoren, la mujer que la amen.

El hombre vence por la fuerza, la mujer por la lágrimas.

La mujer se deja dominar por los sentimientos mucho más que el hombre. Mientras ella manifiesta sus sentimientos fácilmente, el hombre suele sentir pudor en manifestarlos: por eso es frecuente que los oculte.

La mujer ama y sufre con más intensidad que el hombre. Por eso cuando odia es temible: su maldad, su espíritu de venganza y su ingenio para hacer daño son terribles
.

El hombre es estable, la mujer voluble.Ya lo dijo Virgilio en la Eneida (IV,559) «la mujer es variable y tornadiza».

Y también Verdi en su famosa ópera Riggolletto (Acto IV,4º) : «la donna `e mobile» : la mujer es variable.

Tan mudable que muchas veces ni ella misma se entiende. Como está hecha para la maternidad su psicología está afectada por los cambios fisiológicos del ciclo reproductor. La pérdida periódica de sangre la debilitan.

Psíquicamente busca el apoyo del hombre. La protección del hombre le da seguridad. Le gusta el hombre fuerte, varonil. No sólo físicamente, sino también espiritualmente.

«La lógica en el hombre es reflexiva, en la mujer intuitiva. El hombre que tropieza con lo imprevisto, se desorienta y tiene que estudiar de nuevo el asunto. La mujer, en un caso similar, emplea la lógica de la adaptación o mutación.

»Esta discrepancia matrimonial parece que les aleje al uno del otro.

»El hombre debe imponer su criterio razonadamente, sin humillar a su mujer; la mujer, con intuición, debe ayudar a su marido procurando aunar opiniones.

»La felicidad matrimonial se consigue no mandando ni el uno ni el otro, sino obedeciendo los dos.

»La imaginación y sensibilidad es más acusada en la mujer. En el arreglo del hogar lo demuestra.

Su gran sensibilidad hace que lo nimio la haga feliz o la haga llorar. Cosas al parecer insignificantes para el hombre, a la mujer le producen gran disgusto.

»La mujer es fácilmente feliz con ilusiones pequeñitas, detalles, delicadezas, etc. El hombre generalmente le da menos importancia a todo esto, y vive más las grandes ideas de la fe, de la política, de los negocios, etc.

»La imaginación masculina es de ideas y, por lo tanto, es intelectiva; menos expuesta a error por apoyarse en la realidad y no en el sentimiento, que es lo propio de la mujer.

»Esta discrepancia a veces produce disgustos. El hombre debe comprender a la mujer y apreciar sus sentimientos.

»El juicio de la mujer es más rápido, y juzga según odie o ame; en cambio, el hombre juzga después de madura reflexión.

»Esta divergencia puede conducir a que la mujer considere al marido demasiado calculador, y él a su mujer ligera y alocada.

»Sin embargo, no debe el marido despreciar el juicio de su mujer, pues ella capta detalles que el hombre desprecia y pueden conducir al fracaso.

»Estas discrepancias las impone la diferenciación sexual; y el milagro del matrimonio presidido por el amor hace que se adivinen los pensamientos.

»La mujer aceptando lo que el hombre dice.

»El hombre comprendiendo lo que la mujer quiere decir.

»Ella es dichosa si el marido adivina sus deseos.

»La diplomacia con que Dios ha dotado a la mujer puede emplearla siendo el ángel tutelar de su marido, pero sin que se resienta su orgullo de varón.

»La propia estimación del hombre es lícita, pero con exageración caería en un salvaje egoísmo; cualidad ésta que usada ponderadamente hace que la mujer se sienta protegida con sensación de paz y seguridad.

»La mujer es feliz si lo son los que ella ama. El deseo de agradar es innato en la mujer. Ella va a la conquista del hombre. En esta actitud debe continuar toda su vida matrimonial. Ello será un medio para que el marido conserve su castidad.

»El amor conyugal es mixto, con tres factores: primero, amor sensible; segundo, amor espiritual y, tercero, amor sobrenatural.

»El sensible es el que acerca los dos sexos y cumple la función sexual del débito matrimonial.

»El espiritual valora las cualidades anímicas y desea para el ser amado el mayor bien, entregándose a él en cuerpo y alma.

»El sobrenatural ofrece nuestro amor para la propia santificación y hace la continuación de nuestra propia vida en nuestra descendencia con miras a la eternidad.

»La felicidad matrimonial no se logra aturdiéndose con fiestas y riquezas, sino con el hogar ordenado, el cariño de los hijos y la paz en el alma de ambos cónyuges, dejando las adversidades y alegrías en manos de Dios»
.

LA PAREJA: CELOS EN LA PAREJA


Sufrir celos de forma moderada es una respuesta emocional normal pero, sentirlos de manera exagerada y descontrolada lo convierten en algo patológico. Esto es señal de que a nivel psicológico hay algo que no va bien. Pero, ¿sabemos por qué sentimos celos?, ¿qué podemos hacer para superarlos?.
1. ¿Qué son los celos?
2. ¿Por qué somos celosos?
3. Cómo controlar los celos
1. ¿Qué son los celos?
Los celos son un sentimiento de temor a perder a la persona amada.
Los celos, de forma controlada y en pequeñas dosis, pueden ayudarnos a potenciar la relación pero, cuando los celos son enfermizos nublan la razón de quien los padece.
Sus sospechas se basan, la mayoría de las veces, en hechos infundados y, el constante temor a ser abandonados les lleva a ejercer un continuo temor sobre la pareja.
Aunque conviene saber que cuanto más seguros nos sentimos de nuestra pareja y de nuestra relación con ella menos intensos y duraderos son.
2. ¿Por qué somos celosos?
1. Falta de confianza en uno mismo: las personas inseguras muchas veces no se sienten merecedoras del amor de su pareja y esto les lleva a desconfiar de la sinceridad y cariño del otro.
Siempre están pensando en que en cualquier momento su pareja puede conocer a alguien mas atractivo y tienen miedo a que descubra lo poco que vale en realidad.
2. Experiencias familiares: Es probable que una persona que haya presenciado escenas de celos en sus padres tenga más predisposición a ser celoso que otra cuyos padres se sentían seguros el uno del otro.
3. Experiencias vividas: las personas que han sido traicionadas alguna vez por alguien en quien confiaban es más probable que posteriormente desarrollen una personalidad celosa.
4. Trastornos psicológicos: las personalidades paranoides, narcisistas e histriónicas tienen una gran tendencia a desconfiar continuamente de los demás y por consiguiente a desarrollar una celotipia.
3. Cómo controlar los celos
1. Evita pensamientos destructivos que hacen que el problema de los celos se agrave e intenta sustituirlos por otros de seguridad y confianza que ayuden a frenarlos.
Esfuérzate en ser objetivo y aprende a diferenciar lo que son hechos reales de lo que puede estar manipulando tu imaginación.
Esto no es otra cosa que tomar verdadera conciencia del problema e intentar hacer algo al respecto.
2. Procura ser más tolerante y dejarle su espacio a tu pareja: evita ese impulso irrefrenable que te lleva a estar en todo momento controlando y preguntándole sobre lo que hace y con quien.
De esta forma lo único que vas a conseguir es que se sienta cada vez más agobiada y atosigada.

3. Comenta lo que te ocurre a algún amigo de confianza y pídele consejo. No olvides que ocultar el sufrimiento y negarlo hace que se potencie cada vez más.
Los consejos y puntos de vista de otras personas ayudan a analizar lo que nos ocurre de forma objetiva y a encontrar soluciones que tal vez no se nos habían ocurrido.
4. Reflexiona sobre lo que te ocurre e intenta aclarar tus ideas. Esto te ayudará a exponer tus sentimientos con sinceridad, a descubrir tus miedos, necesidades, etc.
Y una vez detectado el problema procura poner todos los medios a tu alcance para solucionarlos.
5. Evita utilizar amenazas, habla claramente de lo que te ocurre, no te ciegues con la rabia e intenta buscar soluciones al problema.
6. Evita culpabilizar a alguien de lo que te ocurre. Procura ser responsable de lo que sientes y no olvides que tus actos dependen de ti, y eres la única persona que puede cambiar tu conducta ante lo que estas sintiendo.

7. Evita ser trágico a la hora de asumir los celos: esfuérzate en apreciarlos como síntoma de amor verdadero y prevenirlos cuando se descontrolan y vuelven dañinos.
Sin embargo, si aprendemos a controlar estos impulsos, los celos nos pueden ayudar a apreciar y valorar a la persona que tenemos al lado y a cuidar el amor del otro sin darlo siempre por supuesto.
En algunos casos, cuando los celos son muy frecuentes, intensos y duraderos y surgen sin ningún motivo, se vuelven patológicos.
Esto produce un sufrimiento intenso en quien los sufre, y en muchas ocasiones se aconseja acudir a un profesional especializado en terapia de pareja.

martes, 30 de noviembre de 2010

Hogares Luminosos y Alegres

No se puede hablar del matrimonio sin pensar a la vez en la familia, que es el fruto y la continuación de lo que con el matrimonio se inicia.

Una familia se compone no sólo del marido y de la mujer, sino también de los hijos y, en uno u otro grado, de los abuelos, de los otros parientes y de las empleadas del hogar. A todos ellos ha de llegar el calor entrañable, del que depende el ambiente familiar.

Ciertamente hay matrimonios a los que el Señor no concede hijos: es señal entonces de que les pide que se sigan queriendo con igual cariño, y que dediquen sus energías –si pueden– a servicios y tareas en beneficio de otras almas.

Pero lo normal es que un matrimonio tenga descendencia. Para estos esposos, la primera preocupación han de ser sus propios hijos.

La paternidad y la maternidad no terminan con el nacimiento: esa participación en el poder de Dios, que es la facultad de engendrar, ha de prolongarse en la cooperación con el Espíritu Santo para que culmine formando auténticos hombres cristianos y auténticas mujeres cristianas.

Los padres son los principales educadores de sus hijos, tanto en lo humano como en lo sobrenatural, y han de sentir la responsabilidad de esa misión, que exige de ellos comprensión, prudencia, saber enseñar y, sobre todo, saber querer; y poner empeño en dar buen ejemplo.

No es camino acertado, para la educación, la imposición autoritaria y violenta. El ideal de los padres se concreta más bien en llegar a ser amigos de sus hijos: amigos a los que se confían las inquietudes, con quienes se consultan los problemas, de los que se espera una ayuda eficaz y amable.

Es necesario que los padres encuentren tiempo para estar con sus hijos y hablar con ellos. Los hijos son lo más importante: más importante que los negocios, que el trabajo, que el descanso.
En esas conversaciones conviene escucharles con atención, esforzarse por comprenderlos, saber reconocer la parte de verdad –o la verdad entera– que pueda haber en algunas de sus rebeldías. Y, al mismo tiempo, ayudarles a encauzar rectamente sus afanes e ilusiones, enseñarles a considerar las cosas y a razonar; no imponerles una conducta, sino mostrarles los motivos, sobrenaturales y humanos, que la aconsejan.

En una palabra, respetar su libertad, ya que no hay verdadera educación sin responsabilidad personal, ni responsabilidad sin libertad.

Los padres educan fundamentalmente con su conducta. Lo que los hijos y las hijas buscan en su padre o en su madre no son sólo unos conocimientos más amplios que los suyos o unos consejos más o menos acertados, sino algo de mayor categoría: un testimonio del valor y del sentido de la vida encarnado en una existencia concreta, confirmado en las diversas circunstancias y situaciones que se suceden a lo largo de los años.

Si tuviera que dar un consejo a los padres, les daría sobre todo éste: que vuestros hijos vean –lo ven todo desde niños, y lo juzgan: no os hagáis ilusiones– que procuráis vivir de acuerdo con vuestra fe, que Dios no está sólo en vuestros labios, que está en vuestras obras; que os esforzáis por ser sinceros y leales, que os queréis y que los queréis de veras.

Es así como mejor contribuiréis a hacer de ellos cristianos verdaderos, hombres y mujeres íntegros capaces de afrontar con espíritu abierto las situaciones que la vida les depare, de servir a sus conciudadanos y de contribuir a la solución de los grandes problemas de la humanidad, de llevar el testimonio de Cristo donde se encuentren más tarde, en la sociedad.

Escuchad a vuestros hijos, dedicadles también el tiempo vuestro, mostradles confianza: creedles cuando os digan, aunque alguna vez os engañen; no os asustéis de sus rebeldías, puesto que también vosotros a su edad fuisteis más o menos rebeldes; salid a su encuentro, a mitad de camino, y rezad por ellos, que acudirán a sus padres con sencillez –es seguro, si obráis cristianamente así–, en lugar de acudir con sus legítimas curiosidades a un amigote desvergonzado o brutal.

Vuestra confianza, vuestra relación amigable con los hijos, recibirá como respuesta la sinceridad de ellos con vosotros: y esto, aunque no falten contiendas e incomprensiones de poca monta, es la paz familiar, la vida cristiana.

¿Cómo describiré –se pregunta un escritor de los primeros siglos– la felicidad de ese matrimonio que la Iglesia une, que la entrega confirma, que la bendición sella, que los ángeles proclaman, y al que Dios Padre tiene por celebrado?...

Ambos esposos son como hermanos, siervos el uno del otro, sin que se dé entre ellos separación alguna, ni en la carne ni en el espíritu. Porque verdaderamente son dos en una sola carne, y donde hay una sola carne debe haber un solo espíritu...


Así, en cada familia auténticamente cristiana se reproduce de algún modo el misterio de la Iglesia, escogida por Dios y enviada como guía del mundo.


Eso somos todos, cada uno en su sitio y en su lugar en el mundo: hombres y mujeres elegidos por Dios para dar testimonio de Cristo y llevar a quienes nos rodean la alegría de saberse hijos de Dios, a pesar de nuestros errores y procurando luchar contra ellos.

...

Por eso, quizá no puede proponerse a los esposos cristianos mejor modelo que el de las familias de los tiempos apostólicos… Familias que vivieron de Cristo y que dieron a conocer a Cristo. Pequeñas comunidades cristianas, que fueron como centros de irradiación del mensaje evangélico.

Hogares iguales a los otros hogares de aquellos tiempos, pero animados de un espíritu nuevo, que contagiaba a quienes los conocían y los trataban. Eso fueron los primeros cristianos, y eso hemos de ser los cristianos de hoy: sembradores de paz y de alegría, de la paz y de la alegría que Jesús nos ha traído.

PARA LA EDUCACIÓN DE TUS HIJOS

10 CLAVES

1 Los padres deben educar la voluntad de los hijos y sus sentimientos. Preparar a un hijo para la vida no es satisfacer todas sus voluntades y todos sus caprichos.
Enseña a tu hijo a renunciar y a oír "no".
No impongas la renuncia, pero llévalo a aceptarla libremente.
Señala la razón del renunciar, su valor y necesidad para la vida.
Si no aprende ahora a decir no a lo permitido, luego no sabrá decir no a lo prohibido.
El exceso de mimos echa a perder a los niños; los hijos muy mimados sufren mucho en la vida. Vivirán siempre alterados e inseguros.
El exceso de mimos y de censuras, críticas y castigos es la principal causa de inseguridad en los jóvenes. Los grandes hombres de la historia soportaron pruebas y privaciones en la vida. Poco se puede esperar de los hombres que nunca supieron lo que son privaciones, renuncias y sacrificios.
Los que reciben todo en la infancia no sabrán dar nada como adultos.
2 La cólera es nociva para la educación de los hijos. La ira nos lleva a decir palabras sin pensar y a actuar irreflexivamente.
El hablar sin pensar y el actuar sin reflexionar pueden lastimar, herir, ofender y llevar a cometer injusticias.
Habla con tu hijo con calma y ten actitudes ponderadas.
La cólera, la ira, la falta de dominio pueden hacer que se cometan desatinos.
Muchos padres, llevados por la ira del momento, hieren el corazón de los hijos con palabras semejantes a éstas:
"Tú no sirves para nada." "Maldita la hora en que te engendré." "Tú eres la vergüenza de la familia." "Tú no vales nada." "¡Tú eres un hijo indigno! "
Después, cuando estás en calma, reflexionas y te arrepientes. Pero será demasiado tarde. Las palabras ya fueron dichas y el corazón de tu hijo ya fue herido.
Piensa antes de hablar y reflexiona antes de actuar.
A un corazón herido siempre le queda una cicatriz.
No hables sin pensar y sin medir el alcance de tus palabras.
No hagas un gesto sin medir las consecuenclas.
Tu hijo es un tesoro que merece todo el amor, respeto y cariño; es un tesoro de la vida entregado en las manos de los padres.

3 El secreto que un hijo confía al padre o a la madre debe ser como una piedra lanzada al mar. Se esconde en el fondo, nadie la ve, descubre, conoce.
Sé siempre discreto, guarda en lo profundo del corazón el secreto de tu hijo. La confianza, una vez. perdida, difícilmente se recupera.
Un joven comienza a desorientarse desde el momento en que pierde la confianza en sus padres. Mientras los hijos confíen en los padres, tendrán siempre una luz que los ilumine, una guía que los conduzca y, una brújula que los oriente.
4 La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres. Los hijos precisan más los ejemplos que las enseñanzas.
Los padres no les pueden exigir virtudes y cualidades que ellos no tienen. Vigilando sus propias obras, los padres estarán construyendo la moral de sus hijos. ¿Qué ejemplos les das? ¿A ti te gustaría que tus hijos hicieran lo que tú haces?

5 La misión de los padres es orientar, esclarecer, amar, comprender, incentivar. Actuar así es darle la oportunidad a tu hijo para que se afirme en la vida. El amor que los hijos reciben de los padres y la confianza que éstos depositan en ellos es para los jóvenes un seguro amparo de vida.

6 El desahogarse es una necesidad psicológica de toda persona. Tu hijo muchas veces está psicológicarnente agobiado y siente la necesidad de desahogarse. Precisa decir lo que siente.
Escucha con paciencia y benevolencia su desafío, aunque hable en forma agresiva e irritada.
Aprende a escuchar con paciencia y atención el desahogo de tu hijo y evitarás muchas discusiones, desavenencias y contrariedades.
Deja que tu hijo diga todo lo que siente y, cuando esté en calma, estará en condiciones de razonar y reconocer el error.
Comparte las dudas, angustias y problemas de tu hijo y él será tu amigo.

7 Saber escuchar en silencio es una virtud que los padres también deben tener. Antes de contradecír a tu hijo, escucha, analiza y trata de comprender lo que él quiere decir. Y después habla, pero con amor.
Cuando los padres se precipitan en responder o en contradecir al hijo, pueden cometer una injusticia o interpretar de modo incorrecto, y esto suscita la rebeldía del hijo.
Deja que tu hijo hable y oiga pacientemente, y sólo después habla, analiza, medita y dialoga con él.
Una persona irritada no está en condiciones de oír y comprender.

8 Deja que tu hija hable, sólo escucha. Después dialoga calma y serenamente con ella. Tal vez ella diga muchas cosas equivocadas, pero analizándolo bien encontraremos muchas verdades entre los errores.
Apreciar y valorizar lo bueno da mejores resultados que señalar y condenar de inmediato lo equivocado. A nadie le gusta ser refutado y censurado al instante.
Muchos padres no defienden la verdad, pero si sus puntos de vista para que prevalezcan sobre los puntos de vista de sus hijos.
El hijo no es un adversario a combatir, sino un amigo a conquistar. Y para conquistar nada mejor que saber oír.

9 Tu hijo precisa consejos y recomendaciones, pero deben ser bien dosificados, dados con amor y bondad. Una andanada de consejos y recomendaciones irrita y satura. El exceso, en lugar de producir efectos positivos, trae resultados negativos. Da a tu hijo los consejos más útiles y prácticos, no los más agradables. Dale un consejo como una sugerencia y no como una imposición.

10 ¡Cuántos jóvenes aún no descubrieron el verdadero sentido de la vida! Viven y no saben por qué. Estamos en este mundo para amar y hacer el bien, el amor nos une unos a otros y todos unidos amaremos a Dios. El amor siempre trae unidad y conlleva a hacer obras de bien. Una vida sin amor es una vida vacía y sin sentido.
La vida nos es dada para crecer siempre más en el amor y para engrandecernos a través de la práctica del bien.

Educar no es sólo combatir el mal, señalar y censurar los errores; educar es sobre todo íncentivar el bien, impartir buenas costumbres, valorizar las buenas obras y estimular.
El exceso de críticas y de censuras elimina el incentivo y el deseo del bien. Pero apreciar y valorízar las cosas buenas estimula y anima a proseguir el camino del bien y a mejorar. El exceso de críticas y censuras lo vuelve inseguro, angustiado y alterado.
Señala con amor los errores de tu hijo, aprecia sus virtudes, incentiva el bien y valoriza sus buenas acciones.
Que la crítica, la censura y la reprensión sean siempre constructivas y no destructivas. Que sean siempre positivas y no negativas.
* Recordar errores pasados y ya perdonados, desestimula y desanima. No es agradable oír siempre la misma queja, oír siempre la misma melodía de las personas que persisten en tocar la misma tecla.
* Olvida los errores cometidos por tu hijo en el pasado, e incentiva el bien en el presente, valorizando sus buenas acciones, por pequeñas que sean.
* Y así, si él fuera malo, tratará de ser bueno, y si fuera bueno se esforzará para ser mejor.

El noviazgo y sus ventajas


¿Qué es el Noviazgo?

Es una de las estapas más bonitas y disfrutables de la vida del ser humano. Es una relación transitoria entre un hombre y una mujer, la cual les brinda la oportunidad de conocerse más afondo para decidir en un determinado momento pasar a la siguiente fase que es el matrimonio.
En el noviazgo se pasa de la mera simpatía o del simple "gustarse" a una nueva relación de mayor conocimiento y que a su vez debe estar inspirada por el espíritu de entrega, de comprensión, de respeto, de delicadeza.
Existe muchos tipos de noviazgo, algunos se viven como un juego, otros son más cercanos y profundos.
La experiencia demuestra que es mejor que el noviazgo sea breve, entre un año a dos años y medio máximo; más no porque después ya se vuelve una costumbre o se rebasan los limites establecidos, convirtiéndolo en algo ya diferente y no tan satisfactorio como al pricipio.
Muchos adolescentes confunde sentimientos de amistad y amor, queman etapas sin saborear bien lo que es una auténtica amistad y no dan tiempo para que ésta dé frutos. Piensan que porque se entienden bien con su nueva amistad inmediatamente tienen que ser novios.

Ventajas del noviazgo

Esta relación puede traer multiples beneficios para la pareja:
- A los jóvenes el noviazgo le ayuda a relacionarse con los demás.
- Ayuda a conocerse recíprocamente en cuanto a carácter, sentimientos, gustos, aficiones, ideales de vida, religiosidad.
-Permite la formación de la voluntad, combate el egoísmo, fomenta la generosidad, confianza, honestidad, el respeto; estimula la reflexión y el sentido de responsabilidad.
- Con el noviazgo se puede practicar la habilidad de resolver conflictos sin el compromiso del matrimonio.
-El noviazgo provee la manera de encontrar una pareja apropiada.
- Ofrece la oportunidad de llegar a ser una persona más fuerte y lograr madurar en varios aspectos. Te puede ayudar a ver las cosas de distintas maneras.
- El noviazgo te permite que te tomes el tiempo necesario para decidir cuando quieres llevar esa relación a algo más estable y definitvo.

Como iniciar y llevar un noviazgo sano


-Esperar el momento oportuno: sin prisas vive y goza tu juventud. Aprende un poco de la vida, asi cuando te cases, ya cuentes con más experiencia y vayas más seguro de lo que quieres.
-Si te has enamorado de alguien, quiérelo por lo que es, no por lo que quieres que sea. Aprende a ver sus cualidades y sus limitaciones. Como tú, tiene cosas buenas y malas.
-El noviazgo no es igual a sexo: el amor verdadero no busca excusas para usar el sexo lo más posible. El auténtico cariño no pretende su placer egoísta, sino piensa más en servir a la persona amada con el esfuerzo que sea necesario.
Un buen noviazgo permite, claro que sí, besos y abrazos hechos con mucho respeto y delicadeza. ¡Suficiente! No es necesario avanzar más.
Muchos novios creen que se aman porque se entienden sexualmente. Entenderse sexualmente no significa amor.
Los noviazgos que solo buscan el placer sexual, están basados en los atributos físicos; la pareja siempre quiere estar a solas y propiciar momentos en donde se desate la pasión; no encuentran gusto en platicar o realizar actividades juntos que no sean besos, abrazos y además, se trata de relaciones en donde siempre hay celos y un deseo de controlar a la otra persona. Este tipo de noviazgo es posesivo, que no permite la libertad ni te dejará ser tu mismo.
-Compartir con la pareja: desde luego que es bueno que los novios tenga momentos a solas donde puedan platicar libremente acerca de ellos y sus sentimientos, pero tambiés en necesario tener muchas actividades en común con otras personas, como grupos de amigos y familia.
-Respeto de la libertad de cada uno:en el período del noviazgo nadie tiene derecho a meterse en la vida de la otra persona y presionarla a que decida una u otra cosa que tenga que ver con su vida familiar, sus estudios, sus metas o sus gustos. Debe haber un gran respeto a la privacidad de la otra persona. Ninguno es posesión del otro, cada uno es dueño solamente de sí mismo. Por lo tanto, cada uno debe aceptar que hay fronteras que no deben traspasar.
-Conocer a la pareja: nadie ama lo que no conoce, entonces en el noviazgo hay que aprender a escuchar, dialogar mucho, comprender que la otra persona es diferente a ti y que para conocerla tiene que pasar algún tiempo.
Es importantísimo también conocer a la familia de la otra persona porque cada persona está condicionada por su ambiente familiar.
-Fidelidad:en el noviazgo tiene que existir fidelidad, porque es la escuela para el matrimonio. Si de novios uno, otro o ambos son infieles, seguramente en el matrimonio será peor, si es que se llega a esa etapa.
-Que halla sinceridad:la sinceridad total es muy importante en el noviazgo. Si después de un tiempo te das cuenta de que no te conviene la persona que es tu novio o novia, que no te llena, que no es para ti, que no son el uno para el otro, debes ser totalmente sincero y decírselo antes que sea demasiado tarde.
-Hay que ser realistas: no se dejen llevar por las ilusiones. El enamoramiento que se vive en el noviazgo hace que veamos solamente las virtudes y además aumentadas del otro, sin embargo hay que estar concientes de que también hay defectos, y ambas cosas son parte integral de su personalidad, que no se olvide poner los pies sobre la tierra.
- No te relaciones con personas enfermas:el equilibrio emocional y mental es importantísimo en cualquier relación.
No debes comprometerte ni casarte con una persona que tenga enfermedad mental grave, tal como psicosis o esquizofrenia.
Tampoco te debes comprometer ni menos casarte con una persona que tenga una adicción muy pronunciada, como el consumo habitual de alcohol o drogas, porque ese hábito también empeora, a menos que esté dando pruebas clarísimas de rehabilitación y tú veas una disposición firme y sincera a dejar el vicio del licor o la droga.
-Deben tener metas comunes:ambos deben coincidir en principios fundamentales como son el respeto a la vida, el valor de la justicia, el amor, la fidelidad, el respeto a la dignidad humana y los valores morales.
-El respeto por sus ideas y opiniones:se trata de respetar todo aquello que sea bueno, aunque no coincida con tus ideas o gustos.
Nadie tiene derecho a cambiar la forma de pensar del otro.
-Cuando tengan problemas o dificultades en el noviazgo, busquen la orientación y el consejo adecuado. Pueden confiar en un sacerdote, sus padres o alguien de confianza.

Hablar de sexo con tu pareja

Hablar de la relación sexual, sobre todo cuando se trata de placer, qué difícil puede resultar.
Es fácil cuando se trata de contar chistes o juzgar la sexualidad de otras personas, pero cuando el asunto es hablar de
sexo con nuestra pareja, cuesta, vaya que cuesta, dar el primer paso… y las cosas se complican. Una buena parte
del problema es, precisamente, abordar el tema.
No importa cuánto sea el amor que se tenga, no importa cuánta confianza exista entre la pareja, no importa, ni
siquiera, que seamos, además de amantes, amigos y cómplices. Cuando se trata de decir lo que nos gustaría (y lo que
nos desagrada), aparecen de la nada una serie de barreras que nos impide dar el primer paso: empezar a hablar.
Estos obstáculos que vienen a echarlo a perder todo tienen muchos nombres: temor a herir a la pareja, miedo al
“va a pensar que soy una golfa” y una buena dosis de inhibición nacida de una educación sexual llena de
tabúes que, aunque parezca imposible, siguen existiendo en el siglo XXI… Todo viene a complicarse con las
religiones judeocristianas que ven al sexo sólo como una función reproductora. Pero, para lograr hablar de sexo
abiertamente con la pareja, resulta imprescindible derribar esas barreras. Y, como muchas cosas en la vida, todo es
cuestión de empezar; superado el inicio, en la mayoría de los casos la pareja empieza a relajarse, baja la guardia
impuesta por su educación represora y se anima a compartir sus puntos de vista.
EL ORIGEN DEL MIEDO
La dificultad empieza desde la infancia cuando el sexo se convierte en tabú para el resto de nuestras vidas y esto se
vuelve un tema que no se toca por miedo al rechazo, por vergüenza o por el clásico “¿qué va a pensar de
mí?”, porque, desde tiempos ancestrales, el que debe saber del tema es el hombre, no la mujer, y tendría que ser
él quien nos enseñara, nunca al revés. En este contexto, una pregunta o comentario femenino al respecto se convierte
en algo totalmente inaceptable porque equivaldría a cierto grado de experiencia sexual.
EN MANOS DE UN ESPECIALISTA
Juan Luis Álvarez-Gayou es médico cirujano, especialista en psiquiatría, sexólogo clínico y terapeuta de pareja. Fundador
y Director del Instituto Mexicano de Sexología, es autor de varios libros, entre ellos Sexualidad en la pareja. A él
acudimos para conocer más del tema, pero, sobre todo, para saber cómo lograr hablar de sexo con la pareja sin morir
en el intento.
¿Qué tan difícil suele ser, desde tu experiencia clínica, que una pareja logre una buena comunicación al hablar de sexo?
Es bastante difícil, pero con la terapia adecuada, poco a poco se les ayuda a que lo hagan y, por lo general, después de
un proceso relativamente corto, alrededor de 6 a 8 semanas después, logran una buena comunicación en el tema del
sexo.
¿Somos las mujeres más inhibidas que los hombres a la hora de mantener una conversación con nuestra pareja sobre
estos temas?
En general es a la inversa. Son ellos a quienes más se les dificulta. Lo que sucede es que muchas mujeres se
encuentran con un rechazo o enojo de la pareja a la hora de que ellas piden cambiar la caricia o hacerla diferente.
Muchas veces los hombres sienten que lo saben todo.
¿Qué nos impide ser más explícitas al decir qué nos gusta y qué nos disgusta a la hora de las relaciones sexuales?
El principal obstáculo es el rechazo de la pareja. Por ello digo a los varones que el principal órgano sexual del mejor
amante varón no es el pene, son las orejas. El mejor amante es el que sabe escuchar a su pareja. Este saber escuchar
hace que, muchas veces, los hombres mayores sean mejores amantes porque, además, no tienen tanta urgencia
orgásmica como sucede con los jóvenes fuertes y fogosos que suelen tener prisa por satisfacerse ellos.
Da susto preguntarlo, pero: ¿sigue primando en ellos la idea de que la mujer ‘decente’ no tiene por qué
disfrutar y, por lo tanto, no tiene por qué pedir cambios? ¿O se debe, quizá, a un resabio machista que los hace pensar
que si ella es capaz de opinar en este terreno es porque le lleva mucha experiencia por delante?
En efecto, esta incapacidad de los hombres para hablar abiertamente de sexo con su pareja se debe a los estereotipos
de género en los que desde muy pequeños somos educados y que, con el tiempo, se vuelven limitantes en nuestras
vidas.
¿Cuáles son los principales problemas u obstáculos que enfrentamos para hablar de sexo con nuestra pareja?
Básicamente son dos: el miedo al rechazo y el temor a lastimar al otro si éste toma las cosas como una crítica o un
señalamiento de que no está haciendo bien las cosas.
Entonces, ¿cómo hacer para no correr el riesgo del rechazo o lastimar? ¿Hay alguna fórmula (como empezar con una
frase y no con otra, con un tono de voz mejor que con otro, con una sonrisa o sin ella, etcétera). Denos algunos
consejos acerca de cómo abordar la plática, con qué palabras, con qué actitud…
El primer punto es hacer las cosas de tal manera que no parezca un reclamo. Un buen inicio para abordar el tema sería
algo parecido a: “Déjame platicarte: yo me siento así… no es que tú tengas la culpa, pero si es un problema

para los dos, juntos podríamos hacer algo para resolverlo.”
¿Cómo podemos salvar esos obstáculos? ¿Es necesario, por ejemplo, construir una atmósfera especial?
Un buen ejercicio implica un ambiente adecuado, con luz tenue, música suave, incienso y una copita de vino. Luego,
totalmente desnudos, primero uno acaricia todo el cuerpo del otro, sin prisa, desde la punta de la cabeza hasta los pies,
de frente y de espalda. Todo esto en silencio, sin hablar. El siguiente paso es cambiar de lugar, es decir, el que fue
acariciado pasa a acariciar, de la misma forma, a su contraparte.
Terminada la sesión, todavía desnudos, la pareja debe platicar de lo que más les gustó y de lo que descubrieron en su
propio cuerpo y en el del otro. Pero, ojo: no se trata de buscar excitación y, si la hubiera, lo aconsejable es no tener coito.
Es importante no hacerlo en ese momento. Este ejercicio es el primero que les aconsejo realizar a las parejas para
lograr iniciar una comunicación abierta.
¿Cuáles serían las consecuencias de no mantener una buena comunicación en el tema del sexo?
El resultado de una mala o nula comunicación respecto al sexo es que cada uno navegue como velero, con sus propias
velas al viento y, en la mayoría de las ocasiones, sin enterarse de lo que el otro quiere o le gusta.
¿Con el consecuente riesgo de infidelidades? Hablando en plata y sin sutilezas, ¿qué tan importante es el sexo en una
relación de pareja? ¿De qué porcentaje estaríamos hablando?
Las razones para las infidelidades no necesariamente están vinculadas con el tema de sexo y tienen su origen en otros
motivos.
Respecto a la importancia del sexo en una relación, no existe una regla y tampoco estadísticas. Hay parejas para las
cuales el sexo es fundamental y siguen unidas aunque tengan una mala relación, y otras para las cuales la sexualidad es
secundaria y lo importante es una buena relación de pareja.